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Luis Pazos

Investigación y crecimiento económico

En México, al igual que en la mayoría de los países iberoamericanos, las instituciones educativas y de investigación que son financiadas con dinero de los impuestos se han burocratizado y politizado. Hay gasto, pero no inversión.

El rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, el doctor Juan Ramón de la Fuente, pidió mayor gasto del Gobierno en investigación para alcanzar así mejores niveles de desarrollo. En principio, el rector tiene razón: a mayor gasto en educación e investigación, más crecimiento económico. Sin embargo, diversos análisis demuestran que esa relación no suele ocurrir en casi ninguno de los países subdesarrollados.

Uno de los economistas hoy más ilustres, William Easterly, actualmente profesor de economía en la Universidad de Nueva York y que fue asesor del Banco Mundial por 16 años, demuestra en su libro En busca del crecimiento (The Elusive Quest for Growth), que la mayor parte del gasto público en educación e investigación realizado por los países subdesarrollados no se traduce en mejores niveles de bienestar. Easterly descalifica por sus escasos resultados a los programas del Banco Mundial, que destinaron recursos millonarios a los sectores educativos de los países pobres.

Una de las causas de ese fracaso es la confusión entre el simple gasto y la verdadera inversión en educación e investigación. En México, al igual que en la mayoría de los países iberoamericanos, las instituciones educativas y de investigación que son financiadas con dinero de los impuestos se han burocratizado y politizado. Hay gasto, pero no inversión.

Aunque algunas instituciones públicas sí han dado algún resultado, como la Universidad Nacional Autónoma de México, donde obtuve mi doctorado y di clases a lo largo de casi dos décadas, en la mayoría de las instituciones educativas de los países subdesarrollados no hay una correlación entre los recursos públicos utilizados y los aportes reales y cuantificables.

Muchas de las instituciones públicas de investigación, como sucedió en décadas pasadas en México con el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares, han caído en manos de sindicatos radicales o funcionarios que dedican más bien a gestiones partidistas gran parte de los fondos públicos supuestamente destinados a la educación y a la investigación. La politización de instituciones educativas públicas es uno de los principales factores que impiden el cumplimiento de la idea de que a mayor gasto en educación e investigación, mayor desarrollo económico.

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