Después de escuchar durante días a los políticos del CGPJ, alivia comprobar que los políticos de profesión se muestran más prudentes, más calmados y con más sentido común, aunque las últimas declaraciones de López Aguilar descolocan a todos, incluido a Rodríguez Zapatero, que sigue reclamando consenso.
La crisis del CGPJ se ha saldado con la ruptura irremediable del gobierno de los jueces, pero esa crisis no ha podido con el Pacto de Estado para la reforma de la Justicia. Alivia escuchar a todos los representantes de los grupos políticos cuando siguen hablando de consenso y diálogo; actitudes inexistentes, por ahora, en los vocales del CGPJ. Alivia también escuchar que el Pacto de Estado es sobre todo para los ciudadanos. Tranquiliza teniendo en cuenta que desde el gobierno de los jueces hablan en términos cuantitativos: cantidades de votos, no de ciudadanos.
Desde la sede de la soberanía popular PP, PSOE, CIU e IU dieron toda una lección a los miembros del CGPJ que siguen empeñados en dinamitar algo ya tan débil como es la Justicia. Ahora bien, PP y PSOE tienen lo que se merecen. Todos los vocales elegidos pasaron el filtro previo de los dos principales grupos políticos. Más de uno en el Congreso se estará acordando ahora de ese refrán que dice “cría cuervos y te sacarán los ojos”. Por eso quizá Zapatero ha optado por la prudencia y López Aguilar por un papel más guerrero.
Donde también parece que van a “sacarse ojos” es en la Audiencia Nacional. El ambiente está más enrarecido que nunca: la imagen de Siro García encabezando la despedida a los jueces de la Sección cuarta es una aviso para navegantes. Los que aparecen en esa foto están enfadados con el CGPJ porque consideran que el gobierno de los jueces ha actuado políticamente al suspender a sus compañeros querellados. El enfado de la Sala de lo Penal se dirige también hacia Baltasar Garzón, a quien acusan de estar detrás de una campaña contra los magistrados de la Sección Cuarta. La Fiscalía Antidroga también aparece en la diana de las críticas de la Sala que preside Siro García.
La imagen de toda la Sala de lo Penal despidiendo a sus tres compañeros revela mucho más que un texto informativo. Y las ausencias también aportan información: a más de uno, los “abrazos retransmitidos” le han parecido bochornosos.
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