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Maite Cunchillos

Un caco en la Sala Segunda del Supremo

Todos miran al de al lado. Nadie se fía de nadie. Y no es para menos, porque desde hace unos meses alguien está robando en los despachos de la Sala Segunda del Tribunal Supremo. Con todas las medidas de seguridad que existen en el Alto Tribunal, el ladrón se maneja “como Pedro por su casa”. Por eso, los magistrados de la Sala Segunda sospechan que el caco podría ser una persona que trabaja en esa planta. En las restantes salas el ladronzuelo no actúa. Y ocurre en la jurisdicción penal del más alto tribunal. Qué bonito pareado.

El temor a ser robado ha llegado a extremos tales que se ha podido perjudicar al pobre Gregorio García Ancos. Con un retraso de tres meses (han esperado a que se calmaran las tensas aguas del asunto Gómez de Liaño), los magistrados de la Sala Segunda ofrecen una comida de despedida, este viernes, al ya jubilado juez. En este tipo de homenajes, el Supremo siempre recauda con anterioridad el dinero de la comida y del “detallito” de despedida (una placa de plata). Pero, como el caco anda suelto, nadie se quería hace cargo el dinero. Así que todos van este viernes con sus billetitos en el bolsillo y lo entregan en mano, en el restaurante. Ya dice el refrán eso de que en casa del herrero, cuchara de palo. Y mientras, Delgado Barrio hablando de la Justicia ideal en el Congreso. Qué bonito.

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