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Mark Steyn

Cuatro damas y la jihad

Si usted compara los nacimientos en el mundo musulmán con las muertes de los episcopalianos de la obispo Kate, tendrá la imagen perfecta del motivo por el que no hay "estabilidad": cada mes hay más musulmanes y menos episcopalianos.

¿Ha visto una película llamada Cuatro chicas en un jeep? No se preocupe, no está en los multicines. Salió en 1944. Una película de guerra que trataba de la contribución de las chicas a la gran lucha existencial. El título estaba bien, pero desde ahí todo era cuesta abajo. Esta columna, metafóricamente hablando, es Cuatro chicas en un jeep: trata de un cuarteto de damas que dan pistas útiles sobre el destino al que nos estamos encaminando.

La primera es Fatma An-Najar, una abuela de 64 años que tuvo un Acción de Gracias más movidito que la mayor parte de las abuelas. Conmemoró la ocasión inmolándose en el pueblo de Jebaliya, y, aunque todo lo que logró a cambio de esparcir sus miembros por el vecindario fueron tres soldados israelíes "heridos levemente", tendrá un lugar de honor en el panteón de los héroes palestinos. Fue, según la estadística oficial del Libro de los Records de Hamás, la terrorista suicida palestina más anciana de la historia. Y, naturalmente, su familia está encantada de la vida.

"Estamos verdaderamente felices", declaró su hijo Zuheir a France-Presse. "La última noche nos dijo que llevaría a cabo una operación suicida. Preparó su ropa para esa operación, y estamos orgullosos. 'No quiero nada, solamente morir como mártir'. Eso es lo que dijo". Aaaaah, bendita y dulce ancianita. No deseaba morir en una larga muerte tranquila en casa de algún viejo amigo. Así es como ella quiso irse, de forma rápida e indolora, si exceptuamos a los sionistas en el vecindario inmediato.

An-Najar dio a luz a su primer hijo a la edad de 12 años. Tuvo otros ocho. Tenía 41 nietos. Mantenga en la cabeza ese árbol familiar. En contraste, en España, una mujer de 64 años puede que sólo tenga un nieto. Eso suman cuatro abuelos, un nieto: un árbol familiar sin ramas.

Lo que me lleva a la segunda dama: la nuevo obispo presidente de la Iglesia Episcopaliana, Katharine Jefferts Schori, que es la primera mujer en presentarse para liderar una división nacional de la Comunión Anglicana. La obispo Kate concedió una entrevista al New York Times, desvelando lo que pasa como ortodoxia en ésta la más flexible de las religiones. Se le planteó una pregunta bastante simple: "¿Cuántos miembros tiene la Iglesia Episcopaliana?". "Cerca de 2,2 millones", respondió la obispo presidencial. "Solía haber un porcentaje más amplio, pero los episcopalianos tienden a tener una educación mejor y a reproducirse a tasas más bajas que otras congregaciones".

Eso es como para quedarse un poco boquiabierto, incluso si se tiene el paladar del New York Times; de modo que, con vagos recuerdos de Dios diciendo algo acerca de crecer y multiplicarse flotando en el ambiente, una enormemente perpleja Deborah Solomon preguntó: "¿Los episcopalianos no están interesados en nutrir sus filas teniendo hijos?". "No", afirmó la obispo Kate. "Probablemente es al contrario. Animamos a la gente a prestar atención al planeta y no utilizar más de su parte".

Bueno, eso podrá o no ser una gran idea, pero no tiene nada que ver con el cristianismo sino con los ecofanáticos tipo Al Gore. Si la obispo Kate fuera una episco-goriana, miembro de la Comunión Alglicana, veterana de la Iglesia de las Calamidades del Último Día, ésta sería una declaración que no sorprendería. Pero, incluso con su vigoroso apoyo a los obispos homosexuales y todo lo demás, no recuerdo que los episcopalianos adoptasen formalmente la estrategia que funcionó tan bien para los religiosos de la Segunda Venida de Cristo, que desaparecieron en el siglo XX por falta de fieles, y bendijeran la desaprobación de la reproducción en el centro de su doctrina.

Lo que me lleva a la tercera dama del jeep: Scarlett Johansson. Al igual que cualquier otro tipo de mediana edad, me enamoré del trasero atractivamente vivaz de Scarlett en la escena inicial de Lost In Translation y me duele descubrir que no se diferencia mucho de la generación de la obispo Kate en lo que respecta a ser esclava de los credos de los años 60. En un momento de leve crítica a Bush el otro día, atacó al presidente por su oposición a "la educación sexual". Si dependiera de él, dijo, "toda mujer tendría seis hijos y no podría abortar". Mientras que Scarlett es tan "socialmente consciente" (en sus palabras) que se hace la prueba del VIH dos veces al año.

Bueno, sí. Si "la educación sexual" trata de saber qué condón concreto es menos probable que se rompa durante las variantes más movidas de intercambio penetrador, entonces hacerse una prueba del VIH cada pocos meses puede ser señal de que tienes un doctorado (en fenomenal salidismo). Pero si "educación sexual" significa un entendimiento de la sexualidad como algo distinto a un acto de autoexpresión transitoria, entonces Scarlett está hablando a través de ese trasero tan célebremente atractivo.

He aquí la pregunta para la obispo Kate: si Fatma An-Najar tiene 41 nietos, y un episcopaliano responsable "con una educación mejor" tiene 1 ó 2, ¿en qué  manos estamos entregando "el planeta"? Si tu colectivo no está presente en números apreciables, ¿cuánta influencia puede tener a la hora de modelar el futuro?

Bueno, ni la cabeza episcopal ni siquiera Scarlett Johansson son las figuras más poderosas del mundo, de modo que pasemos a nuestra cuarta chica: Condoleezza Rice.

"La gran mayoría del pueblo palestino", dijo la secretario de Estado a Cal Thomas el otro día, "simplemente quiere tener una vida mejor. Es una población educada. Quiero decir, tiene una especie de cultura de educación y una cultura de sociedad civil. Simplemente no creo que las madres quieran que sus hijos crezcan para ser terroristas suicidas. Creo que las madres quieren que sus hijos crezcan para ir a la universidad. Y si puedes crear las condiciones adecuadas, eso es lo que la gente va a hacer."

Cal Thomas planteó una aguda contrarrespuesta: "¿Usted cree en esto o lo sabe?"

"Bueno, creo saberlo", dijo la doctora Rice.

"¿Cree que lo sabe?"

"Creo que lo sé."

Muchos de nuestros actuales problemas se deben a que creemos que sabemos cosas. A nuestras chicas del jeep, añadamos un figurín, aparentemente al volante de la actual guerra: James Baker, renombrado "realista" de la política exterior y el hombre al que las lenguas vivarachas de Washington se refieren actualmente como "el secretario de Estado en funciones". Los "realistas" creen que "la contención" y "la estabilidad" son estrategias sabias. En realidad son la ausencia de una estrategia. La tasa de fertilidad en la Franja de Gaza es una de las más elevadas del planeta. Si usted compara los nacimientos en el mundo musulmán con las muertes de los episcopalianos de la obispo Kate, tendrá la imagen perfecta del motivo por el que no hay "estabilidad": cada mes hay más musulmanes y menos episcopalianos, y los musulmanes exportan su mano de obra a Europa y a otros enclaves en retroceso demográfico de Occidente. Es la intersección de demografía e islamismo lo que convierte el tiempo en un lujo que no nos podemos permitir.

Podemos discutir sobre lo que significan exactamente estas tendencias, pero no podemos argumentar que no significan nada. Como mínimo, significa que la Iglesia Episcopaliana es irrelevante para "el planeta" y que Scarlett Johansson terminará sus días sobre un planeta cuyos administradores calificarán el someterse a la prueba del VIH dos veces al año como señal de muchas cosas, pero desde luego no de "conciencia social".

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