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Marta Pérez-Cameselle

Por donde tendría que empezar la necesaria regeneración nacional…

¿Por qué les falta firmeza en general a los políticos del Partido Popular en relación al aborto? La ambigüedad siempre ha rodeado al PP en lo que respecta a la defensa del derecho fundamental a la vida.

¿Por qué les falta firmeza en general a los políticos del Partido Popular en relación al aborto? La ambigüedad siempre ha rodeado al PP en lo que respecta a la defensa del derecho fundamental a la vida. Los tres supuestos de despenalización del aborto fueron introducidos en el año 1985, estando el PSOE de González en el gobierno, pero el gobierno de Aznar no los derogó y, en consecuencia, la aceptación social del aborto siguió avanzando. Las clínicas abortivas fueron progresivamente aumentando su negocio, y la sociedad se fue acostumbrando a convivir con la práctica del aborto, mirando hacia otro lado, diluyéndose cada vez más en las conciencias la gravedad de un fenómeno que de tan execrable que es, debería resultar evidente tan solo apelando al sentido común.

Nadie puede negar que el ser humano que está alojado en el seno de su madre será como cualquier otro ser humano ya nacido si no se le mata antes de nacer. Este hecho no es posible rebatirlo. No es necesario recurrir para ello a motivos biológicos ni religiosos ¿Es justo, entonces, que la vida de un ser humano no sea protegida como un valor objetivo, sino que dependa de la voluntad de otro? ¿Qué le permite justificar a Rubalcaba que su vida tenga más valor que otra vida que aún no ha nacido? ¿Simplemente en que tuvo más suerte y su madre le permitió nacer? ¿Cómo entonces se puede justificar desde ese argumento tan pobre la dignidad del ser humano? ¿Qué valor objetivo puede tener la vida humana para cualquier político que piense así? ¿Sería razonable confiar a ese político la dirección de otros asuntos que no son de tan vital importancia como proteger el derecho a la vida de todo ser humano, desde la concepción hasta su muerte natural?

Sin embargo, la izquierda parece proclamar siempre sin ningún pudor una pretendida superioridad moral defendiendo a ultranza el aborto. Pero, ¿en qué la basan? Si un político honesto debe en conciencia perseguir el bien común, y en plena campaña ninguno renuncia al menos a aparentarlo –así lo hemos visto–, ¿qué bien común persiguen, los que en su programa político defienden que se tenga que pasar por el sacrificio de seres humanos por parte de su propia madre y en su estado más indefenso, pero que a la hora de reconocer dialécticamente la realidad, se les despierta el pudor y recurren al eufemismo?

A la "interrupción voluntaria del embarazo" se refería Rubalcaba en el debate con Rajoy antes de las elecciones, a lo que Rajoy no respondió. Pero sólo se interrumpe lo que se puede reanudar después... ¿Por qué ninguno de ellos ha hablado claro hasta ahora sobre el aborto? Y sí, efectivamente, hay que ayudar a las mujeres embarazadas como ya ha anunciado el Partido Popular a través de su programa político. Dado el índice tan bajo de natalidad que tiene España, sería esta una medida que presumiblemente contribuiría a fomentar la natalidad y a mantener el futuro de las pensiones. Pero para justificar esta medida podría recurrirse a argumentos exclusivamente económicos, y no necesariamente morales. Otra iniciativa concreta que propone el PP –exigir la información y el consentimiento de los padres de las niñas de dieciséis años que quieran abortar–, puede obedecer simplemente a la corrección de una incoherencia. Para cualquier otra intervención los menores necesitan autorización de los padres, debido a los riesgos inherentes de toda intervención, luego es obvio que a los padres o tutores del menor se les deba informar para que autoricen su práctica. Que con la legislación vigente se haya excluido sólo en la práctica del aborto, no tiene otra explicación que como imposición ideológica del Gobierno de Zapatero llevada a sus últimas consecuencias, que son las del disparate.

Pero, ¿el PP, ahora que está en el Gobierno, va a quedarse inmóvil hasta que se pronuncie el Tribunal Constitucional en relación a su recurso? Entonces, ¿con qué grado de convicción propone su intención de "reforzar la protección del derecho a la vida" incluida en su programa político? Y aunque fuera favorable a sus pretensiones la futura sentencia del TC, realmente el PP parece no haber hecho una autocrítica realista sobre lo que supuso la ley del aborto anterior, que permitió un crecimiento de un 295% en los últimos veinte años, entre los cuales estuvo ocho en el poder.

El caso es que el PP actúa con demasiadas prevenciones a la hora de defender el derecho a la vida de los seres humanos más indefensos, frente a un PSOE que con todo descaro se atreve a atentar contra él a la primera ocasión que puede. De la alternancia de este tipo de actitudes sólo cabe esperar que la ideología contraria al derecho fundamental a la vida, impulsada legislativamente siempre que el PSOE está en el poder, avance en España en paralelo a la deshumanización de la sociedad.

Es muy necesario sacar al país de la crisis económica, el desempleo es un drama, pero no se puede "edificar" bien en un país si no es sobre la base de la defensa a ultranza de todos los derechos fundamentales del ser humano, y el derecho a la vida es el principal de todos ellos. Tenía razón Rajoy cuando afirmó en el debate preelectoral con Rubalcaba, que para solucionar los problemas de un país había que hacer antes un diagnóstico lo más certero posible de su situación. Pues bien, la crisis económica actual tiene un claro trasfondo moral, esto es innegable también. Y, ¿pretendemos encontrar remedio contra la corrupción, el despilfarro público, el compadreo político, el afán de lucro a cualquier precio, la falta de unidad nacional, la falsedad sistemática como instrumento al servicio del poder... pasando antes por alto que hoy el aborto –matar a un ser humano en su estado más indefenso–, es un derecho reconocido por ley, que obligatoriamente su práctica debe enseñarse en las facultades de Medicina y escuelas de Enfermería, y sobre el que debe adoctrinarse también a los niños en los colegios como parte del contenido de una asignatura denominada "salud" sexual y reproductiva? ¡Pero qué podemos esperar entonces!

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