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Martín Higueras

Ahora habrá que preocuparse más por Ferrari

Ahora que ha regresado Ferrari a lo más alto, Hamilton no será la única preocupación de Alonso, lo que hará fijarse algo menos en el inglés y más en sus otros rivales.

Si a alguien tiene que agradecer Alonso por su segundo puesto en Silverstone es sin duda a su equipo, al que tanto se criticó en los últimos grandes premios. No fue lo único, claro, ya que su desempeño durante la carrera fue perfecto y sin errores. Es gracias a su equipo y a la estrategia por la que el español logró ocupar durante varias vueltas el primer puesto ganándole la partida tanto a Raikkonen como a Hamilton, que para muchos medios parece ser el gran enemigo, el diablo, el que "roba" la telemetría, el que recibe toda la ayuda y el que más suerte tiene. En definitiva, el gran traidor.
 
Parece ser que Raikkonen ha vuelto a recuperar la ilusión y con este triunfo se convierte en el piloto con más victorias de la temporada, tres (Australia, Francia e Inglaterra) contra dos de sus rivales: Hamilton (Canadá y EEUU), Alonso (Malasia y Mónaco) y Massa (Bahrein y España). No era tan malo como alguno nos ha hecho creer en las retransmisiones, tanto esta temporada como en las anteriores en las que parecía ser el gran culpable de los abandonos de McLaren. Entonces no había errores de equipo o de mecánica. El culpable era él y nada más que él. El finlandés no es tan malo entonces, ni siquiera cuando comete mínimos errores como en la última curva de su última vuelta de clasificación de este pasado fin de semana.
 
Hay algo que parece incomprensible. Es verdad que la temporada llega a su ecuador con Hamilton como líder, lo que lo convierte en el máximo rival de Alonso. Pero no debemos limitarnos en explicar el éxito del joven británico sólo en la suerte. Claro que se necesita suerte, no hay dudas. Sin suerte es difícil lograr buenos resultados a nivel global. Han tenido suerte probablemente Fangio, Ascari, Lauda, Prost, Senna, Mansell, Alonso, y ni hablar de Schumacher. Ser líder a mitad de temporada ya no puede explicarse sólo en la suerte sino también en una regularidad increíble: nueve podios en nueve carreras. ¿Suerte? Tal vez, pero también capacidad, temple y sangre fría. No podemos esperar que ésta desaparezca para que Alonso comience a recuperar terreno tal y como se ha sugerido. Pero el español lo ha demostrado ya y además en este mismo GP.
 
Una vez más la carrera se ha decidido en las entradas a boxes y cada uno en su turno. Hamilton fue el primero en entrar después de aguantar la tremenda presión de Raikkonen. Sin embargo cometió el único error del año al soltar el embrague antes de tiempo, lo que le hizo caer hasta el tercer lugar. Le siguió Raikkonen dos vueltas después para salir en primer lugar. Pero la jugada maestra llegaría con Alonso. El español –que entró cuatro vueltas después de su compañero– hizo una gran trabajo arañando preciosos segundos para hacer su cambio y salir líder por delante del finlandés. El problema llegaría en el segundo turno. Esta vez fue Ferrari el más listo en una maniobra casi calcada a la anterior para dejar a Raikkonen líder por delante de los McLaren. A partir de ahí, aguantó y hasta amplió su ventaja, logrando su segunda victoria consecutiva.
 
Ahora que ha regresado Ferrari a lo más alto, Hamilton no será la única preocupación de Alonso, lo que hará fijarse algo menos en el inglés y más en sus otros rivales. Esto no hará sino beneficiarle y olvidarse de las rencillas internas de McLaren. No hay duda de que capacidad tiene y poco a poco irá logrando acercarse al liderato. Su próxima oportunidad para seguir recortando puntos será en sólo dos semanas en el GP de Europa, que se correrá por último año en Nürburgring ya que en 2008 se hará en Valencia. En el mítico circuito alemán, Ferrari siempre ha funcionado bien con cinco victorias en los últimos siete años. McLaren no gana ahí desde 1984 con Alain Prost. Senna –en una de sus mejores carreras que se le recuerda– y Hakkinen ganaron el GP de Europa en 1993 y 1997 cuando se disputaron en Donington y Jerez, respectivamente.
 
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