No nos engañemos. El cuarto lugar es probablemente un regalo inesperado para Fernando Alonso. Aunque se lo ha ganado a pulso porque en varias partes de la carrera compitió de "tú a tú" contra otros pilotos y equipos superiores como Kubica (BMW Sauber) y Kovalainen (McLaren Mercedes), la verdad es que se vio favorecido por la gran cantidad de accidentes y abandonos que el GP de Australia ha sufrido. Pero eso tampoco le resta mérito porque al final de cuentas ha estado ahí, en el lugar donde hay que luchar por cada puesto.
Lo cierto es que Renault –como se esperaba– no está a la altura de las tres escuderías más fuertes de la parrilla: Ferrari, McLaren y BMW Sauber. Por motor y diseño probablemente no tendría muchas oportunidades pero si Briatore se ha dejado la piel para fichar a Alonso es porque sabe que con él puede lograr una auténtica mejora en el R28. Esta carrera en Melbourne nos ha probado que Alonso se mantiene como uno de los mejores pero también que su monoplaza tiene mucho que evolucionar. Sin duda lo iremos viendo a lo largo de la temporada pero también es verdad que todos lo harán.
Lo de Hamilton no debe sorprender ya a nadie. Sacudido ya de esa absurda teoría de que su rendimiento en 2007 era gracias a la lectura de telemetría de Alonso (algo que por cierto ocurre casi siempre cuando hay un novato en el equipo), el británico nos ha demostrado que este año será un rival aún más duro que el año pasado. Pero frente a él tendrá a un Raikkonen con mucha velocidad en sus manos pese a que a veces no prevé las consecuencias, como ocurrió en el intento de adelantamiento a Kovalainen.
Para Ferrari ha sido un fin de semana muy complicado. No logró entrar en los primeros tres lugares de la parrilla, Massa quedó cuarto y Raikkonen sufrido un problema mecánico. En carrera las cosas no fueron mucho mejor pese a un partida increíble del campeón del mundo. El brasileño sufrió un toque al comienzo, otro con Coulthard para después abandonar mientras que al finlandés tampoco le fue mucho mejor: toques, salidas de pista y al final otro problema con el motor. Pero tampoco nos engañemos aquí. Ferrari es y seguirá siendo el equipo a batir junto a McLaren. De eso no hay duda.
Dejando de lado los abandonos, hay que resaltar la gran carrera que han realizado Nico Rosberg, Robert Kubica (que pudo estar tranquilamente en el podio) y sobre todo Sébastien Bourdais (Toro Rosso) y Rubens Barrichello (Honda). Estos dos últimos estuvieron muy activos y sólo un problema mecánico en el caso del primero y un error en la entrada a boxes para el segundo, les impidió estar más arriba. Sin embargo, ambos lograron sumar puntos, algo que para Barrichello no ocurría desde 2006 (*).
Con Malasia la cosa podría ser completamente diferente a lo que hemos visto este domingo. Pese a que el calor será similar, las escuderías afinarán detalles y no habrá tantos abandonos, ni accidentes y mucho menos coches de seguridad con lo cual es muy probable que volvamos a ver a los Ferrari, McLaren y BMW Sauber como los grandes protagonistas. La misión de Alonso –que logró ganar en Sepang en 2005 con Renault– seguirá siendo sumar puntos mientras pueda y estar en el lugar y momento adecuado para aprovechar los errores ajenos. Por ahora, las cosas van mucho mejor de lo esperado.
(*) Esta opinión fue redactada antes de la exclusión de Barrichello.
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