Menú
Martín Krause

La discrimi[-]nación del "tratamiento diferencial"

En el origen de la sociedad está el comercio y el descubrimiento de las ventajas de la división del trabajo, tal como lo señalara Adam Smith en el inicio de su obra, “La Riqueza de las Naciones”. Esto ha sido reconocido desde entonces como la fuente del progreso y la manera de reducir la pobreza. Las ventajas de la división del trabajo son mayores, cuanto más extensa es la posibilidad de cooperación entre seres humanos, quienes realizan intercambios cuando entienden que les beneficia hacerlos.

Los gobiernos, sin embargo, han fomentado la farsa que este razonamiento elemental no funciona cuando el comprador vive en un país y el vendedor en otro. En tal caso, nos dicen, hay que tener en cuenta que si uno es más rico que otro, el más débil debe recibir un "Trato Especial y Diferencial". La Organización Mundial del Comercio (OMC) se ha reunido en Cancún para avanzar en una nueva ronda de negociaciones. Pero ya desde el comienzo del GATT (antecesor de la OMC) los países "en desarrollo" recibieron condiciones especiales bajo el nombre de "no-reciprocidad", con el curioso razonamiento que los países se reunían para obtener los beneficios del libre comercio, pero que los países "en desarrollo" podían evitarlos. Y se encuentran "en desarrollo" desde entonces.

La mentalidad mercantilista del GATT se basaba en el viejo error de creer que las exportaciones son buenas y las importaciones son malas y que, por lo tanto, un país debía obtener cuantas "aperturas" pudiera conseguir, al mismo tiempo que otorgaba la menor cantidad de ellas. Incluso los países desarrollados seguían esa misma lógica al otorgar a los países en desarrollo la posibilidad de un trato diferencial. Pero al hacer esto, ambos cerraban las puertas a los beneficios del libre comercio. Como podían ahora cerrar sus economías sin poner en riesgo las "aperturas" que hubieran conseguido (las que no eran muchas en sus principales productos, como los agrícolas) podían restringir las importaciones perjudicando al mismo tiempo a sus consumidores (especialmente a los pobres) y la competitividad de sus propios productores. Además de los efectos económicos, el trato diferencial destruía sus propios argumentos a favor del libre comercio. ¿Quién les puede creer, si ellos mismos no lo practican?

La misma lógica es ahora aplicada en uno de los temas más importantes para los países pobres: el comercio agrícola. La verdad, por supuesto, está de su lado cuando se quejan del proteccionismo y los subsidios de Estados Unidos, Europa y Japón. Los subsidios, créditos a la exportación, precios mínimos, "cajas azules o verdes", todos ellos perjudican a los consumidores y a los productores de los países en desarrollo. Pero el estatus moral de su queja se debilita cuando solicitan tratamiento diferencial.

Una propuesta de Argentina, Brasil, China e India señala con muy buen criterio que las propuestas de Estados Unidos y la UE son débiles intentos y que hasta ahora se ha avanzado más en la liberación del comercio de productos manufacturados y servicios que en los agrícolas. Pero, entonces, ¿por qué debilitar esa posición fuerte con el pedido de "tratamiento especial y diferencial"? Si los países que demandan esa libertad de comercio agrícola lo hacen por ser más competitivos en estos rubros, ¿por qué necesitan protecciones? ¿Por qué castigar a sus propios ciudadanos?

El tratamiento especial y diferencial no es ético, no es eficiente y no es buena política. Discrimina contra los consumidores pobres al cerrarles la puerta a los beneficios del comercio internacional. Varias décadas de tratamiento preferencial no han ayudado a que los países pobres dejen de serlo. Es como el argumento de la industria naciente que, por estar protegida, nunca alcanza la madurez. Es, en verdad, una lástima, que una propuesta a favor del libre comercio agrícola que cuenta con una clara justificación moral, económica y política, se dañe a sí misma con esa petición.

Martín Krause es corresponsal de la agencia © AIPE en Buenos Aires.

En Libre Mercado

    0
    comentarios