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Martín Krause

Los políticos han destruido las instituciones

A menudo, el ex presidente argentino Fernando de la Rúa se refería a las instituciones. En su último mensaje a la opinión pública manifestó: "No estoy pidiendo apoyo a mi persona sino respaldo a las instituciones... No estoy acá porque me aferre a un cargo sino porque es mi deber y represento la institucionalidad democrática". Unas horas después, en su carta de renuncia, hizo también una referencia al tema: "Confío que mi decisión contribuirá a la paz social y a la continuidad institucional de la República".

Una clara muestra de preocupación por las "instituciones" pero, al mismo tiempo, un concepto de instituciones que sólo describe la superficie, la formalidad, dejando de lado la concepción más profunda y completa. Y eso mismo es lo que ha puesto en peligro a las instituciones formales en la Argentina. Douglass North, premio Nobel de Economía, explica en su libro Instituciones, cambio institucional y desempeño económico que "las instituciones son las reglas de juego en una sociedad o, más formalmente, son las limitaciones ideadas por el hombre que dan forma a la interacción humana". En tal sentido, las instituciones son mucho más que un cargo presidencial o legislativo. En tal concepción, más profunda y amplia, ésas apenas son "pequeñas anécdotas". Las instituciones, en el sentido de North, se desarrollan muy lentamente en el trascurso de la historia e incluyen, según otro Nobel en economía, Friedrich von Hayek, al lenguaje, el derecho y la moneda, entre otras.

Los presidentes democráticos que ha tenido la Argentina en las últimas décadas han considerado a las instituciones desde una perspectiva formal, y mientras cuidaban esas formas, destruían con sus decisiones las instituciones profundas que permiten la "interacción humana" en la definición de North y Hayek.

Destruyeron la moneda y ahora volverán a hacerlo, violaron el derecho de propiedad, avasallaron la independencia de la justicia, degradaron la calidad de la política y las actividades legislativas, permitieron y permitirán ahora nuevamente el repudio de los contratos, vaciarán los ahorros de los contribuyentes a los fondos de pensión privados e incumplieron lo prometido a los jubilados del sistema estatal, gobernaron con decretos de necesidad y urgencia, desconocieron fallos judiciales, abrumaron al país con una deuda y ahora con los efectos de no pagarla, crearon impuestos sin su debido trámite legislativo, vaciaron de contenido la palabra "federalismo".

Por supuesto que los gobiernos militares, ni siquiera las formas cuidaron. Ahora, la Argentina sufre la destrucción de sus instituciones cuando —vaya paradoja para los políticos— las formales relacionadas con la democracia van a funcionar correctamente. Pero serán formas vacías de contenido. Vemos las ceremonias y a un nuevo presidente; incluso habrá elecciones y las formalidades institucionales aparecerán cubiertas.

Pero las instituciones fundamentales, las que permiten la interacción humana, están en ruinas, y eso es lo que se debe reconstruir. El presidente De la Rúa no comprendió esto, tampoco sus ministros, incluyendo al de Economía. Se aferró a la formalidad mientras a su alrededor las instituciones colapsaban con la justificación de la emergencia.

La reconstrucción de las verdaderas instituciones demandará mucho tiempo, pero eso nunca comenzará mientras el gobierno y los mismos argentinos no comprendan su vital importancia.

©AIPE

Martín Krause es profesor de Economía y corresponsal de la agencia de prensa AIPE.

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