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Matías Jove

¿A qué ha ido Pepiño a Cuba?

El empresario extranjero paga a los cubanos una suma que fluctúa entre los ochocientos y mil quinientos dólares al mes por cada trabajador nacional. pero los trabajadores reciben un salario promedio de 250 pesos cubanos al mes, equivalente a diez euros.

El ala dura del PSOE se ha acabado imponiendo a los socialistas que, doy fe, han trabajado para tratar de evitar la deriva que desde hace años capitanea la cúpula socialista. La presencia de Jesús Caldera en la manifestación organizada tras la oleada represiva de marzo de 2003 parecía un paso valiente por parte de una izquierda tradicionalmente orientada a justificar algunas dictaduras (las de izquierdas). El compadreo de José Blanco con los nuevos ricos cubanos ha inclinado la balanza hacia el aislamiento de los demócratas en la isla.

A decir verdad, poco esperaban los disidentes de los nuevos miembros del PSOE pero la reciente visita del número dos PSOE ha supuesto un insulto definitivo para el pueblo cubano y la puesta en escena de una tendencia del Gobierno socialista a caer en el amiguismo fomentado por las empresas con influencia en la Moncloa.

Un empresario sabe que con un Gobierno socialista llegan años de gran rentabilidad aunque sea a costa de los contribuyentes españoles. Sólo es necesario mantener una relación "discreta, que no secreta" con los que tienen el poder. ¿Acaso no aprendieron del intento de asalto de Sacyr sobre el BBVA? ¿Y qué me dicen de la eterna batalla por la toma de control de Endesa por parte de Gas Natural? ¿Acaso la "secreta, que no discreta" inyección de capital en los bancos no supone un ejercicio de amiguismo sin precedentes? Todo esto lo sabían los empresarios que se lanzaron a la aventura cubana y han encontrado en Pepiño una mano amiga y cómplice.

Por eso, no ha dudado en acompañar a un nutrido grupo de empresarios a Cuba y vender las bondades de las inversiones españolas en la isla caribeña. El número dos del PSOE ha omitido de forma reiterada información relevante para entender qué ha estado haciendo en Cuba:

  • En realidad no existen empresas españolas en Cuba.

Para invertir en Cuba es necesario crear una empresa de capital mixto con el Gobierno cubano que mantiene el 51% del capital social. El futuro de esas empresas cubanas es el que estamos apoyando desde España.

  • Al igual que los cubanos, los españoles estamos privados de invertir en la isla.

La iniciativa privada no existe en Cuba y todos los sectores económicos pasan por el Gobierno comunista. Lo mismo ocurre con la inversión extranjera. Los españoles sólo podemos invertir en Cuba aliándonos con la tiranía.

  • Se violan sistemáticamente los derechos de los trabajadores cubanos.

Desde antes de comenzar la relación laboral, el Gobierno cubano vigila la actitud de los trabajadores que pueden integrar las plantillas de estos sectores a través de las llamadas unidades empleadoras. Éstas otorgan a los trabajadores la condición de "idoneidad" que les será retirada en cuanto se detecte algún indicio de deslealtad a la Revolución. Obviamente no existen más que los sindicatos oficiales, no hay libertad de asociación, de negociación de las condiciones laborales o de huelga y los cubanos son obligados a denunciar la actitud de sus compañeros.

  • El Estado cubano retiene hasta el noventa por ciento del salario a los trabajadores.

En Cuba, el pago se realiza a través de las agencias empleadoras estatales. El empresario extranjero paga a la agencia una suma que fluctúa entre los ochocientos y mil quinientos dólares al mes por cada trabajador nacional. Estos trabajadores reciben un salario promedio de 250 pesos cubanos al mes, equivalente a diez euros. El resto lo destina el gobierno cubano a lo que lleva haciendo desde hace 50 años: exportar la Revolución.

Lo que todavía no ha dicho Blanco es que el próximo paso en la agenda con Cuba es condonar la deuda histórica que Castro tiene con España y lograr así unas inversiones más seguras. Porque, otra vez, los españoles pagaremos de nuestro bolsillo las frivolidades de los amigos de Pepiño.

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