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Michelle Malkin

Hillarycina para el mercado inmobiliario

¿Por qué deberíamos pagar entre todos las deudas de unos compradores que tomaron decisiones poco aconsejables, se endeudaron más allá de sus posibilidades y compraron más de la que se pueden permitir?

Si pensaba que el plan de Hillary Clinton para que el Gobierno se apoderara de la sanidad era malo, es que aún no sabe lo que tiene preparado para el sector inmobiliario. Como siempre sucede con los Clinton, el mercado es el problema y el Estado niñera la solución. Desafortunadamente para el contribuyente, Hillary está muy bien acompañada en este asunto por sus rivales en el Partido Republicano, en concreto por la administración Bush. ¿Su receta en esta campaña electoral? Recompensar el mal comportamiento. Castigar el comportamiento responsable. Hacer más mal que bien.

En caso de que haya estado usted viviendo en una caverna durante los últimos meses, estamos en medio de una dolorosa crisis crediticia. El culpable son las hipotecas subprime, una suerte de préstamos hipotecarios de alto riesgo concedidos a para compradores de crédito e ingresos más bien dudosos. Entidades financieras con los bolsillos repletos concedieron hipotecas subprime con la esperanza de que la subida de los precios de la vivienda compensara las pérdidas que pudieran ocasionar los impagos de algunos clientes. Pero cuando el valor de la vivienda empezó a hundirse y los tipos de interés a subir, muchos empezaron a no pagar las letras. La insolvencia acecha a incontables entidades financieras.

En lugar de dejar que prestamistas y prestatarios sufran las consecuencias de sus acciones, los políticos y profesionales del agravio se están lanzando al rescate. En un ejercicio de suprema ironía, los mismos que en el Partido Demócrata se declaran adalides de los que menos tienen, los mismos que se quejan una y otra vez por la falta de "vivienda asequible", ahora están luchando a brazo partido para que los precios de la vivienda se mantengan a los altísimos niveles actuales.

Para "curar" la crisis inmobiliaria, Hillary quiere una moratoria de 90 días en las ejecuciones de hipotecas para los propietarios que no paguen las letras de las hipotecas subprime. Además, quiere una congelación de cinco años en el tipo mensual de las hipotecas subprime de tipo variable. Y mientras demoniza a las entidades financieras calificándolas de depredadores, con la boca chica está promoviendo una ley que los proteja ante posibles demandas y permita que conviertan ciertas hipotecas en "préstamos estables y accesibles". Como colofón a toda esta intromisión del Gobierno federal, propone un fondo de 5.000 millones de dólares para "ayudar a las comunidades que sufren elevadas tasas de ejecuciones hipotecarias”.

Jesse Jackson también se ha subido al carro. Con las víctimas de las hipotecas subprime contando sus dramas en los telediarios y los casos de propietarios de casas negros con problemas, no había ninguna posibilidad de que el rey de la extorsión permaneciera al margen. Pero el desastre de las hipotecas subprime no es resultado de una discriminación racial despiadada. De ser algo, es la consecuencia de demasiada poca discriminación por parte de las entidades financieras, demasiado dispuestas a prestar dinero a personas incapaces de devolverlo. (Y ya sabe que, en cualquier caso, Jesse Jackson estaría ahora protestando. Malditas sean las entidades financieras si conceden créditos y malditas también si no lo hacen.)

Reduzcamos el problema a lo fundamental: ¿por qué deberíamos pagar entre todos las deudas de unos compradores que tomaron decisiones poco aconsejables, se endeudaron más allá de sus posibilidades y compraron más de la que se pueden permitir? ¿Por qué deben los empresarios responsables de otros sectores de la economía compartir los costes de las fallidas apuestas de las entidades financieras? ¿Y por qué unos precios de la vivienda en caída libre son, para empezar, una catástrofe tan grande que necesite ser "solucionada"? El columnista del Sacramento Bee Daniel Weintraub lo explicaba bien:

Es muy buena noticia que caiga el precio de la electricidad, el de la comida, el del transporte público, el de la atención médica o el de los electrodomésticos. Pero por algún motivo, es malo que el precio de la vivienda baje... ¿No deberíamos estar viendo reportajes llenos de anécdotas sobre familias de clase media que antes no podían permitirse comprar un piso obteniendo por fin su oportunidad de alcanzar el sueño americano?

Existe otra cara de la ecuación inmobiliaria de recesión del mercado que no está apareciendo en las portadas de los periódicos y las páginas web de las campañas de los candidatos presidenciales. "Por cada vivienda subastada porque el comprador no pudo hacer frente a los pagos de su hipoteca – observa Weintraub –, existe un comprador que obtuvo un buen precio. Por cada hipoteca ejecutada, probablemente existan diez compradores de viviendas cercanas que se han beneficiado del alivio general a la presión de los precios". Bingo.

Los conservadores tendrían que estar echando pestes de la Hillarycina para la vivienda. Pero el secretario de Hacienda del presidente Bush, Hank Paulson, está entonando la misma melodía. Ha propuesto una nueva red de seguridad para frenar la oleada de ejecuciones hipotecarias mediante un plan de desahogo urgente para propietarios con malos historiales crediticios, que podrán solicitar subvenciones para pagar los cientos de dólares que puedan subir sus letras cuando se reajusten los tipos de las hipotecas. Sin embargo, quienes hayan sido lo bastante responsables para mantener un buen historial de crédito no podrán solicitar semejante ayuda. Además, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, ha propuesto que las empresas estatales de préstamos hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac puedan elevar sus límites de crédito y hacer que su deuda quede explícitamente garantizada por el erario público.

Los congresistas de ambos partidos se están pegando para ver quién protege más al imprudente y mantiene los precios de la vivienda más altos a expensas de los contribuyentes prudentes. ¿Quién nos salvará de esta perversión del sueño americano?

En Libre Mercado

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