Zapatero ha reiterado su ceguera sobre el Plan Ibarretxe: no entiende que se proceda de ese modo, porque el Plan es cosa del pasado, como el PP. Lo afirmó hace unos meses, poco antes de recibir a Ibarretxe en La Monkloa: el momento político es otro y el Plan ha perdido "su fuerza y su sentido". Había que explicárselo a Ibarretxe de buenas maneras y lo entendería. El Plan era una reacción comprensible frente a las agresiones del gobierno del PP y ahora gobernaba el PSOE; Ibarretxe retiraría su Plan, a fin de cuentas es un demócrata ejemplar. Había vuelto la democracia, todo volvería a la normalidad. Ya no había motivo.
Zapatero no entiende nada, y por eso se permite decir que hay que hablar y que deben ser las urnas las que derroten al Plan. No entiende que en el País Vasco ya no hay urnas, que pide a los vascos demócratas, muchos en su propio partido, que se enfrenten solos a ETA y al PNV, que "hablen" con ellos y les expliquen las cosas, el diálogo lo puede todo; no entiende que aun en el caso de que el Plan fuera aprobado por todos los vascos menos uno, este votante heroico merecería nuestro apoyo, y el Plan seguiría siendo nauseabundo porque legaliza el asesinato de los que votan "no".
Se trata ahora de defender la ley, el derecho a ser vasco no nacionalista, que es lo que el Plan Ibarretxe niega, y lo que se suponía que el PSOE defendía. Ese derecho no es discutible, no se puede negar por la mayoría. Se trata de no abandonar a nuestros compatriotas vascos, que están siendo objeto de una persecución implacable por sernos fieles; de tener clara media docena de cosas: que debemos hacer honor a la palabra dada cuando aprobamos el Estatuto vasco porque España es la única garantía de lo vasco, y los demócratas vascos representan hoy lo mejor de España; que la democracia no es un sistema que legaliza cualquier cosa por mayoría, sino sólo las que son compatibles con los derechos de las minorías y según los procedimientos consensuados; que sólo habrá elecciones libres en el País Vasco diez o quince años después de que ETA y los suyos estén en la cárcel; que ETA no puede votar; que Atutxa probablemente debería estar procesado; que Ibarretxe ha presentado un plan para la muerte de algunos que puede ser la muerte de todos porque legaliza el asesinato como medio de expresión, y Zapatero lo despenaliza, lo legitima como "propuesta sobre la que hablar" y cree que sería válido si lo vota el 51 por ciento de los vascos en unas elecciones a las que no pueden concurrir los líderes de la oposición porque han sido asesinados; que resistir a ese Plan es una obra de justicia, una defensa de la libertad amparada por la verdad y llena de bondad; que la facultad propia del poder ejecutivo no es "hablar de las cosas" sino el estar legitimado y obligado a defender la legalidad; ¡que no hay democracia en el País Vasco y por eso hay Plan Ibarretxe, y que el Gobierno es el principal responsable de hacer que la haya¡.