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Miguel del Pino

Salvando al urogallo

Es la joya del bosque caducifolio ligado al Parque Nacional de los Picos de Europa, que Alfonso XIII definió como “el Olimpo”.

La última glaciación dejó en la Península Ibérica algunas "tarjetas postales" evocadoras del largo invierno de los periodos fríos. La nieve y el helo dominaban en buena parte de las áreas forestales y hoy sus reliquias botánicas y zoológicas así lo atestiguan.

El ejemplo botánico más relevante se encuentra en la Sierra del Pinar, en el macizo gaditano de Grazalema, el punto de mayor pluviosidad de la España peninsular. Allí ha sobrevivido hasta nuestros días una especie de abeto más propio en la actualidad de la Siberia que de la tierra del mar y de la sal, nos referimos al Pinsapo Abies pinsapo: una joya botánica y un fiel testigo del viejo clima glaciar ibérico.

En el mundo animal no faltan testigos de la glaciación; en el mundo de los insectos citaremos la bella Parnasius apolo, una mariposa que encuentra la belleza en la sobriedad y elegancia de su manto blanco con modestos diseños en negro y rojo, pero sin duda el monarca entre los sobrevivientes del frío es un ave espectacular: el mítico urogallo.

En el Bosque Cantábrico y el Pirineo

Los últimos urogallos ibéricos sobreviven repartidos en dos poblaciones, ambas relícticas. No han llegado a diferenciarse en subespecies y seguramente ya no tendrán tiempo de llegar a hacerlo.

El urogallo cantábrico es la especie joya del bosque caducifolio ligado al Parque Nacional de los Picos de Europa, que Alfonso XIII definió como "el Olimpo". Allí se alimenta de diversos frutos del bosque y del matorral y allí están siendo objeto de estudio y protección en el marco del proyecto LIFE- Urogallo cantábrico.

Un ejemplar de urogallo, en el Pirineo catalán, en 2007. | Cordon Press

La población del Pirineo muestra una curiosa especialización ecológica, basando su dieta en las acículas del Pino silvestre. Realmente lleva una "economía de subsistencia".

En las áreas forestales cantábricas el urogallo no es el único beneficiado de las acciones que está llevando a cabo el Proyecto LIFE–urogallo cantábrico. Mejorar el hábitat del urogallo es algo que sirve también de protección a numerosas criaturas del bosque, menos llamativas pero también necesitadas de protección, como la perdiz pardilla o la rara liebre de piornal, pero hasta el mismo oso pardo debe agradecimiento al urogallo por llamar la atención sobre los problemas que afectan al conjunto del ecosistema.

Vamos a la noticia concreta: "Después de un largo y delicado proceso de crianza, tres urogallinas han sido soltadas en Picos", y allí parece que se han adaptado perfectamente a la vida en el bosque. Una introducción de este tipo, con ejemplares que no han nacido en la naturaleza, es siempre complicada, pero parece que en este caso ha sido fundamental el hecho de que previamente a la suelta se las acostumbrara a una alimentación natural similar a la que encuentran ahora en su nuevo paraíso.

Sólo quedan treinta ejemplares de urogallos cantábricos en libertad, de manera que este aporte de tres reproductoras no es despreciable en absoluto. Realmente se trata de un intento desesperado, ya que hace tan solo un lustro la supervivencia de estos gallos del bosque parecía una utopía. Treinta ejemplares repartidos en un territorio de gran amplitud son una antesala de la extinción, pero no se trata de resignarse.

La operación de liberación de ejemplares siempre es espectacular, llama a la prensa y conlleva beneplácitos a las autoridades, pero hay otra labor, sorda y podo espectacular que también se está llevando a cabo. Nos referimos a la restauración del hábitat, es decir, a la correcta gestión del bosque y del sotobosque que sirven de soporte a los urogallos.

Hay un terrible enemigo del medio forestal: el abandono, que es también el principal foco de atracción para los desoladores incendios. Dentro del proyecto que comentamos, el comité científico del proyecto LIFE-urogallo cantábrico y la Fundación Biodiversidad, llevan más de dos años trabajando en colaboración para restaurar los daños producidos en el ecosistema forestal cántabro por el abandono y la acción de otras especies.

Hay que recordar el importante papel que representan los centros de cría en cautividad de especies en peligro. En ocasiones son los propios zoológicos quienes se implican en programas de crianza; también lo hacen los centros de cría especializados, como el llamado Sobrescobio. Se trata de sacar adelante el suficiente número de urogallos que permitan reintroducciones como la que ahora comentamos.

Uno de estos centros de cría permitió a Félix Rodríguez de la Fuente realizar sus maravillosos documentales sobre esta especie que causaron asombro por su belleza y espectacularidad, como en el caso de los planos que mostraban a los urogallos machos en celo desafiando y emitiendo sus sonoros chasquidos en los cantaderos, mientras las hembras, aparentemente indiferentes, aguardaban el triunfo del mejor galán.

Mingote abogado de los urogallos

Hoy parece increíble que en hace apenas unas décadas quedaran suficientes urogallos como para que fueran objeto de caza. Así era, aunque en los momentos previos a la declaración de especie estrictamente protegida, tales cacerías fueran objeto de fuerte polémica. Con ocasión del anuncio de que un prestigioso ministro pretendiera obtener como trofeo un urogallo macho en pleno cantadero, el genial Mingote publicó en el diario ABC una viñeta salvadora: una escopeta, tras la que se adivinaba al ministro en cuestión, apuntaba a un hermoso urogallo. El comentario acompañante era el siguiente: "Entre las curiosidades de la fauna española se encuentra el exterminador de las curiosidades de la Fauna española". El propio Jefe del Estado acusó recibo y parece que intervino en el inicio del proceso que terminó con la presión cinegética sobre la especie.

En esta ocasión cabe felicitar tanto a quienes desarrollan el proyecto LIFE-urogallo cantábrico como a la Fundación Biodiversidad. No podemos garantizar la salvación de la magnífica ave, pero merece la pena intentarlo.

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