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Miguel del Pino

Salvar la Flor de Pascua

Las hermosas plantas navideñas pueden sobrevivir siguiendo unos sencillos consejos.

Las hermosas plantas navideñas pueden sobrevivir siguiendo unos sencillos consejos.

Cuando pasan las fiestas de Navidad es frecuente encontrar en la basura doméstica los restos desecados de lo que fue en aquellos días la estrella de la decoración navideña. Muchas de estas plantas podrían fácilmente ser rescatadas a la vida y convertidas en bellos arbustos.

Estamos hablando de una de las plantas domésticas más populares del mundo, gracias en gran parte a su participación en la simbología navideña o en decoración del Día de acción de Gracias en la sociedad norteamericana.

La "Flor de Navidad", o "Pascuero", o "Estrella del Inca", por citar sólo tres de sus denominaciones populares, es una planta perteneciente a la familia botánica de las Euphorbiaceas , que se caracteriza por contener en sus tallos una secreción lechosa, el látex, similar al caucho y con idéntica función cicatrizante para las lesiones que pueda sufrir el vegetal.

Linneo, fundador de la Sistemática biológica, denomino Euphorbia pulcherrima a la especie que se utiliza en jardinería, este nombre significa literalmente "la más bonita", y hay que reconocer que así es en efecto.

La especie está diversificada en multitud de variedades obtenidas por los floricultores; las falsas flores suelen ser de color rojo vivo, pero cada año aparecen en el mercado nuevas tonalidades, desde blancas y amarillas hasta purpúreas, salmones, amoratadas y un largo etcétera de muestras de cromatismo.

Vamos a aclarar lo de "falsas flores", y es que las grandes hojas rojas que simulan una corona en forma de estrella son simplemente eso: hojas coloreadas que imitan los pétalos de una gran flor. Las verdaderas flores son muy pequeñas y crece en forma de botones amarillos en el centro de la gran roseta: una verdadera estafa para los insectos polinizadores.

Merece la pena profundizar en la estrategia vegetal que consiste en engañar a dichos polinizadores atrayendo su atención, y su visita a las pequeñas flores centrales, con estas grandes pancartas formadas por las hojas pigmentadas. Es mucho más económico para la planta formar muchas flores diminutas que una sola flor grande y además, si alguna se deteriora quedan las demás para asegurar la formación de frutos.

Parecida técnica utilizan los miembros de otra familia botánica también muy frecuente en el mundo de la jardinería: las Aráceas, que comprenden muchas de las variedades más comunes de plantas de interior decorativas por sus hojas, y de las que son ejemplos conocidos la llamada "Flor de espada" o Spatiphyllum y la popularísima Aspidistra.

En este caso las falsas flores se forman por un solo gran pétalo en forma de vela que se desarrolla sobre la diminuta inflorescencia, que pasa desapercibida. Recordemos que en botánica se llama inflorescencia a una masa floral formada por numerosas flores individuales agrupadas.

La "pancarta" de las aráceas puede ser blanca, como en la hoja de espada y la Aspidistra, roja o salmón en el Anthurium, éste muy empleado den la decoración del altar en las Iglesias, y toda una variada gama que no tienen más limitación que el ingenio y el trabajo de los obtentores.

Formar verdaderas grandes flores individuales se considera en botánica una condición primitiva de la que podrá ser ejemplo la algodonosa blanca y enorme flor del magnolio. Si una de ellas se moja demasiado y se pudre, se cae por el roce o el peso o es deteriorada por cualquier causa, la pérdida energética sufrida por el hermoso árbol para su formación se habrá echado a perder. En efecto las magnoliáceas, emparentadas remotamente con las coníferas, son una de las familias más primitivas de las plantas angiospermas: (de semillas encerradas dentro de frutos)

Volviendo a la Flor de Pascua recordemos que procede de las sabanas mexicanas, desde donde fue introducida como planta de cultivo en numerosos países del mundo. En Estados Unidos lo hizo el Embajador de México, Mr Robert Puinsett, en 1825, en su honor esta Euphorbia es conocida también con el nombre de Poinsettia.

Para las plantas con este tipo de floración es fundamental adaptar la aparición de los colores de sus falsas flores con el ritmo vital de los insectos polinizadores, así que para conseguir su explosión de color en la Navidad del Hemisferio Norte, los floristas deben someterla a periodos de larga oscuridad, al menos doce horas diarias en latitudes europeas.

Pero vamos a la justificación de nuestro titular "Salvar las Poinsettias": pasadas las fiestas acusarán el estrés que ha supuesto la calefacción, el aire seco, las corrientes de aire o cualquier otro factor ambiental hogareño muy distinto del que necesitan. En este momento terminan en la basura cuando las hojas caen de forma masiva o se encuentran lacias y deterioradas.

Si quiere salvar su planta navideña sin que tenga un final tan triste, haga una enérgica poda que la reduzca a unos simples tallos sin hojas y proporcione al vegetal un periodo de reposo, en lugar sombrío y fresco y sin riego, al menos durante quince a veinte días. Después la sacaremos de nuevo a la luz y al exterior si ya no hay heladas, o a exposición protegida de ellas, como una terraza cubierta.

Pronto se producirá el milagro y de desahuciada planta brotará, ahora con otro tipo de vegetación más parecida a la del biotipo natural. Si sabemos cuidarla llegará a ser un hermoso arbusto, ya que en plena naturaleza la Euphorbia pulcherrima puede alcanzar los tres metros de altura.

En la próxima Navidad será ocasión de adquirir una nueva como adorno navideño; su "hermana mayor", ya entonces arbustiva, la contemplará airosa desde la terraza.

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