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Miguel del Pino

Semana de orangutanes

Los Zoos, por supuesto, los buenos, son "Arcas de Noé" de nuestro tiempo, a pesar de tanta incomprensión por parte de algunos radicales animalistas.

Los Zoos, por supuesto, los buenos, son "Arcas de Noé" de nuestro tiempo, a pesar de tanta incomprensión por parte de algunos radicales animalistas.
Familia de oraguntanes del Zoo de Madrid | Zoo Aquarium Madrid

Creo que ya lo conté en otra ocasión a los lectores de Libertad Digital. Yo tuve una amiga orangutana.

Se llamaba Dona y era una criatura dotada de gran inteligencia y de una especial sensibilidad. Al recordarla me remonto a los años setenta, cuando tuve el honor de trabajar como biólogo conservador en el entonces recién nacido Zoo de La Casa de Campo, hoy flamante Zoo Aquarium de Madrid.

Estaba a punto de enseñarle a abrocharme los cordones de los zapatos cuando Dona tuvo que marcharse, la llevaron a Checoslovaquia para incorporarse a un PEE (Programa europeo de especies en peligro), ya que se necesitaba en uno de los zoológicos de aquel país una hembra reproductora.

Todo terminó muy felizmente, ya que Dona fue madre, luego abuela y así sucesivamente, y alguno de los orangutanes que hoy forman parte del grupo reproductor del Zoo Aquarium de Madrid reconoce en su linaje los genes de la extraordinaria Dona. Nunca la olvidaremos quienes tuvimos el placer de conocerla.

En este momento se celebra en el mundo científico el Caring Week, una semana dedicada al orangután y, como es lógico, el Zoo madrileño se lanza a esta celebración por todo lo alto y con espíritu docente. Los cuidadores de los orangutanes madrileños ofrecen charlas y divulgan los secretos de lo que ocurre en los entresijos del comportamiento de estos simios maravillosos.

El grupo de orangutanes de Madrid está formado por un macho dominante llamado Dahi, una criatura imponente, pero de carácter dulce y extremadamente pacífico. Como no podía ser de otra forma, todos los miembros de la plantilla del Zoo lo quieren como se merece.

Sabah y Surya son madre e hija y se prodigan todo el cariño que son capaces de desarrollar las orangutanas con sus criaturas de corta edad. Durante los dos primeros años de vida los bebés no se separan de sus madres que los abrazan, cuidan y asean como lo podría hacer con sus pequeños la mejor de las mamás humanas.

Singai, Boo y Kadera, son el resto de los miembros de la familia del Zoo. Todos los ejemplares pertenecen a la especie de Borneo, Pongo pygmaeus. Existe en la naturaleza una segunda especie, habitante la Isla de Sumatra: Pongo abelii. Ambas se encuentran al borde de la supervivencia, ya que el número de orangutanes silvestres ha pasado de 325.000 a 50.000 ejemplares en menos de un siglo.

Todavía hay desaprensivos capaces de matar a una orangutana para robarle su cría y venderla, pero afortunadamente el mercado de pequeños orangutanes va desapareciendo. El verdadero peligro para ambas especies es la deforestación: la pérdida continuada de hectáreas de los bosques que forman su único reducto vital. Dos millones y medio de hectáreas de selva desaparecen anualmente para ser transformadas en cultivos de aceite de palma. Si este ritmo continúa, estaríamos viendo desaparecer ante nuestros ojos a una de las más interesantes criaturas de nuestro planeta.

Las dos especies de orangután forman parte de una familia, los póngidos, que se incluye en el orden de los primates, al que Linneo llamó así para indicar que son los primeros en la escala zoológica, los más complejos y evolucionados desde el punto de vista psíquico. El gran naturalista sueco, padre de la Ciencia de la clasificación de los seres vivos, no tuvo inconveniente en incluir entre los primates a la propia especie humana.

Al comienzo de los años ochenta la revista National Geographic dedicó su portada a una fotografía en la que se bañaban, en una gran cubeta, un bebé humano y otro de orangután. Ambos parecían disfrutar y al tiempo querer dar por terminado su baño con gestos llenos de comicidad.

La expresión de ambas criaturas era tan similar que resultaba difícil no imaginar un estrecho vínculo de conexión entre estos dos seres encantadores. La portada tuvo mucho que ver con el nacimiento de una corriente internacional de simpatía y proteccionismo hacia nuestro pariente de las selvas.

Sin embargo el orangután está más alejado genéticamente de nosotros los hombres que sus parientes los grandes simios africanos: gorila, bonobo y chimpancé, estos también amenazados en sus paraísos africanos del continente negro.

Asistimos con gran simpatía a esta semana del Orangután en Madrid, como parte del evento conocido internacionalmente como Caring Week. No sólo se refiere a un acto de defensa de los animales en peligro, sino que también puede interpretarse como una reivindicación general de los zoológicos modernos en lo referente a su papel de gestores de la reproducción de las especies en peligro.

Los Zoos, por supuesto, los buenos, son "Arcas de Noé" de nuestro tiempo, a pesar de tanta incomprensión por parte de algunos radicales animalistas.

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