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Miguel del Pino

Tiempo de mosquitos

Si el perro contrae la Leishmaniasis, a pesar de todas estas precauciones, nunca llegará a curarse pues los parásitos se acantonan en el bazo.

Con los primeros calores de la primavera vuelve a la actualidad el ataque del enemigo número uno de nuestros perros, el mosquito Phlebotomus, que transmite la Leishmaniasis, una enfermedad que también puede afectar al hombre.

En las últimas décadas esta zoonosis, conocida entre los propietarios de perros como "enfermedad del mosquito", se ha presentado en muchas zonas de España con carácter de verdadera epidemia. Cabe la duda entre un aumento real del parásito, el protozoo, y su vector, el mosquito, o entre una mejora del diagnóstico al perfeccionarse las técnicas y aumentar el número de veterinarios especializados en animales de compañía.

Las zoonosis, y ésta entre ellas, suelen transmitirse a través de un intermediario que pica en busca de sangre y va llevando el parásito de uno a otro de los animales atacados. En este caso el perro es uno de los principales sufridores, pero hay otros mamíferos susceptibles de sufrir las picaduras y también, como antes señalábamos, puede resultar afectado el ser humano.

La distribución de esta enfermedad se extiende prácticamente por toda España, salvo en la cornisa cantábrica y en Canarias. Se presenta con especial intensidad en las regiones cálidas y también se ve favorecida por los ambientes húmedos. No en vano su cuna es tropical, y llega a nuestra Península de sur a norte.

Hay tres especies de mosquitos del género Phlebotomus en España. La más abundante y de mayor extensión es P. perniciosus, pero en latitudes más sureñas coexiste con P. ariasi y con P. longicuspis, éste último es muy abundante en Marruecos, donde se constituye en verdadero azote para perros y personas.

Para combatir la Leishmaniasis en nuestros perros se presentan dos opciones principales: tratar de destruir los mosquitos en el ambiente, o proteger al animal de las picaduras. No hay que renunciar a combinar ambos sistemas, en busca de la mayor eficacia.

Para combatir al mosquito es necesario conocer su ciclo vital y en este sentido existen lagunas. Las larvas no son acuáticas, por lo que resultaban descabelladas las viejas campañas de desinfección de charcas y piscinas en las zonas urbanizadas. El verdadero sustrato de cría es el barro, la tierra húmeda, con textura susceptible de pegarse a los dedos, también las acumulaciones de restos vegetales húmedos, como las fábricas de compost y los restos de jardinería.

Las urbanizaciones ajardinadas y los Garden Center son por lo tanto focos potenciales si no se desinsectan de forma adecuada, hoy día todos suelen hacerlo; también son un peligro los jardines poco cuidados y las instalaciones agrícolas no suficientemente higiénicas.

Aunque se trata de insectos voladores su capacidad de desplazamiento no es demasiado grande, siendo raro que alcancen distancias mayores de ciento cincuenta metros a partir del punto de su eclosión; esto explica aparentes misterios, como que en determinadas urbanizaciones haya flebotomos en un grupo de casas y que falten en el resto de la zona.

El vuelo suele ser bajo, de manera que es raro que alcancen alturas mayores de un primer piso. Comprendemos que los lugares más peligrosos para nuestros perros son los garajes, sótanos o superficie de las parcelas cuando duermen en una caseta. Las ventanas pueden protegerse con tela mosquitera, pero debe tener la malla suficientemente tupida, ya que los flebotomos son mosquitos de dimensiones muy reducidas.

Las primeras horas del día así como las del atardecer son las más peligrosas, debido a que son los momentos en que los mosquitos, especialmente las hembras, se muestran más activas buscando a sus presas, que como ya sabemos no son sólo los perros, sino también otros mamíferos como las liebres o las personas.

Protegemos al animal si mantenemos bien desinsectado su hábitat, y en este sentido las paredes lisas y las habitaciones despejadas son susceptibles de eficaces y frecuentes pulverizaciones con insecticidas adecuados en aquellos lugares donde se sepa que abundan los flebotomos.

Llega ahora el momento de proteger directamente el cuerpo del perro y afortunadamente disponemos en la actualidad de magníficos productos que podemos clasificar en tres apartados: collares antiparasitarios, pipetas, champús y pulverizadores.

Las ivermectinas y otros compuestos similares se muestran muy eficaces y son muchos los laboratorios que las incluyen en las formulaciones de sus productos, pero también es muy interesante la opción de emplear sólo componentes naturales, la cual es elegida por algunas marcas de calidad Premium.

Extracto de neem, o margosa, geraniol y sobre todo citronella, muy eficaz para proteger de los ataques aéreos son productos muy interesantes a la hora de mantener alta utilidad sin dañar al medio ambiente. En cuanto a la elección de uno u otro sistema lo mejor es combinarlos todos, es decir, dotar permanentemente de collar antiparasitario y aplicar con la suficiente frecuencia las pipetas, los baños con champú antiparasitario y las pulverizaciones.

Si el perro contrae la Leishmaniasis, a pesar de todas estas precauciones, nunca llegará a curarse pues los parásitos se acantonan en el bazo a pesar de los tratamientos, si bien con constancia y los productos veterinarios adecuados puede lograrse que el animal no muera y se haga mayor de edad mostrándose prácticamente sin síntomas.

Dichos síntomas comprenden varias fases y la enfermedad pude presentarse en varias formas. Suele comenzar por depilaciones en áreas aisladas y en orejas y hocico, crecimiento exagerado de las uñas, hemorragias nasales, etcétera. Las fases viscerales, más graves, suelen conducir a la muerte de los animales que no son medicados.

Verdaderamente esta enfermedad pone a prueba el cariño del amo hacia su perro; en primer lugar a la hora de protegerle de manera adecuada y también, en caso de enfermar, de cuidarle con el celo que merece. Hoy por hoy parece imposible erradicar de nuestra Península los desagradable mosquitos "cortadores de vasos", que es lo que significa su nombre científico.

Bienaventuradas la cornisa cantábrica y Canarias, únicas zonas españolas libres de tan peligrosa plaga.

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