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Pablo Casado

La regeneración de España

Zapatero recibió en 2004 la España más próspera de la historia, con cinco millones de nuevos empleos, superávit en las cuentas públicas, la prima de riesgo más barata que la alemana, y el respeto y admiración de todo el mundo.

La situación que se ha encontrado Mariano Rajoy al llegar al Gobierno nos hace recordar a Churchill cuando decía que lo único que consigue el socialismo es el reparto igualitario de la miseria. Y es que es difícil encontrar precedentes de dirigentes políticos que hayan hecho tanto daño a su país en tan poco tiempo como Rodriguez Zapatero.

El Partido Socialista recibió en 2004 la España más próspera de la historia, con cinco millones de nuevos empleos, superávit en las cuentas públicas, la prima de riesgo más barata que la alemana, y el respeto y admiración de todo el mundo. Pero en apenas siete años se obstinaron en hacer todo lo contrario de lo que había hecho Aznar, sumiendo al país en la ruina económica, la degradación institucional y la irrelevancia internacional.

Paradójicamente, ahora el ex vicepresidente Rubalcaba pretende desembarazarse de este legado tan reciente, como si hubiera sido causado por una catástrofe natural, y no por su nefasta gestión. E incluso se permite arengar a sus franquicias sindicales y demás colectivos subsidiados para tomar la calle contra el partido que está enderezando sus desmanes.

Frente a ello, el Gobierno de Rajoy está impulsando la mayor agenda reformista de nuestra democracia, recortando el déficit público, fortaleciendo el papel del Estado frente a las autonomías y liberalizando el mercado laboral, la burocracia y el sistema de bienestar.

El mejor plan de crecimiento es la austeridad que frene la sangría de 80 millones de euros diarios en pago de intereses de nuestra deuda, y la mejor política social es la creación de empleo que acabe con el drama nacional de tener a una cuarta parte de la población activa y a la mitad de los jóvenes en paro. Arremeter contra los ajustes sin ver los efectos beneficiosos que conllevan es como quedarse mirando el dedo de quien señala la luna.

Por eso podemos ser optimistas. Los españoles siempre hemos superado las mayores dificultades cuando hemos estado unidos y remando hacia la misma dirección. Precisamente este año que celebramos el bicentenario de la Pepa, de la victoria del pueblo español frente a sus malos gobernantes, debemos superar el peor gobierno de la democracia con ese mismo espíritu reformista y liberal de 1812.

Porque si algo se ha demostrado con la crisis ha sido el triunfo de las ideas liberales frente a los dogmas anaftalinados del socialismo. Como dice Buffet, sólo cuando baja la marea se sabe quién nadaba desnudo. Por eso hemos podido ver ahora qué gestores públicos estaban despilfarrando el dinero del contribuyente, quebrando el Estado del Bienestar y endeudando irresponsablemente a las próximas generaciones. Se ha descubierto qué bancos estaban jugando a la ruleta rusa con dinero ajeno, y se ha puesto de relieve qué administraciones sobran y qué competencias deben reubicarse para aumentar la eficiencia del servicio público.

Pero que los árboles no nos impidan ver el bosque. Es también esencial recuperar los principios y valores que generan prosperidad y bienestar. La cultura emprendedora, del esfuerzo, del mérito, de la honestidad y la responsabilidad. El fin del asistencialismo igualitario, del sectarismo político y de la mentira oficializada. En definitiva, volver a situar como eje de nuestra actuación la defensa de la libertad individual, la regeneración institucional y la concordia entre españoles.

Como dijera Reagan, vamos a ir hacia delante pero no vamos a dejar a nadie atrás. Ese es precisamente el programa de Gobierno que ha trazado Mariano Rajoy, acometiendo todas las reformas necesarias para salir de la crisis, por duras que sean, pero sin descuidar a los que peor lo están pasando. Y esa es la responsabilidad histórica que tenemos por delante para construir entre todos un futuro mejor para España.

Pablo Casado Blanco es portavoz adjunto de Asuntos Exteriores del GPP en el Congreso de los Diputados

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