Menú
Pablo Molina

Al final no se irán

Se nos han venido abajo; por la pata abajo, más exactamente.

Se nos han venido abajo; por la pata abajo, más exactamente.
EFE

Crece el temor a que el proceso separatista organizado por el nacionalismo catalán no llegue a buen puerto y que la independencia de Cataluña quede para otra década más propicia. La falta de nervio político de los dirigentes catalanes, la altura intelectual de Puigdemont, Marta Rovira y la Forcadell (sobran comentarios) y el pánico cerval que demuestran todos ellos ante la simple amenaza de un recurso judicial que pueda hacerles perder el sueldo público hacen presagiar que están dispuestos a dejar de tensar la cuerda, no sea que se rompa y acabe generándose un problema de verdad.

La asistencia de personas a la manifestación de la Diada, que no pasó de los 850 millones de catalanes según la ANC (y eso que actuaba Otegi, el Bruce Springsteen del separatismo), es otro dato que apunta a que el procés ha dado ya todo lo que podía dar de sí. La cencerrada durará todavía unas semanas, porque hay en el bloque separatista todavía mucho convencido de que la cosa va en serio, pero no parece que haya demasiada convicción entre los ayatolás del movimiento para llevarlo adelante hasta sus últimas circunstancias.

Según se acerca la fecha del 1 de octubre, es cada vez más evidente que no habrá referéndum, y si lo hay será una monumental chorrada que solo servirá para que en el extranjero hagan bromas durante una buena temporada. Tan es así que, en estos momentos, la acción estratégica fundamental del separatismo consiste en buscar un buen escondite para las urnas de cartón y pedir a los votantes que se impriman ellos las papeletas, tratando así de eludir las sanciones correspondientes por parte del Estado.

Total, que se nos han venido abajo; por la pata abajo, más exactamente. El famoso procés se reduce a estas alturas a un conjunto de trapacerías de leguleyos de cuarta para fingir que llevan al pueblo milenario de Cataluña hacia su destino histórico, pero teniendo mucho cuidado de no poner en juego el patrimonio de la familia y el sueldo oficial. Nada, que esta vez tampoco se largan. Con esta gente no se puede ir ni a trincar una comisión ilegal.

Temas

En España

    0
    comentarios