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Pablo Molina

Beatriz Montañez da en el clavo

El caso de Venezuela es paradigmático de este doble rasero al valorar el desempeño real de la ideología más destructiva jamás concebida por el ser humano.

El caso de Venezuela es paradigmático de este doble rasero al valorar el desempeño real de la ideología más destructiva jamás concebida por el ser humano.

El intercambio de pareceres entre Bertín Osborne y Beatriz Montañez la otra noche en Telecinco a cuenta del Líder Supremo de Pablemos tuvo un alto valor pedagógico, como ocurre habitualmente con los espacios más señeros de esa cadena. La reacción de la copresentadora de Hable con Ellas cuando Bertín reprochó al omnipresente eurodiputado su defensa del régimen bolivariano, el más corrupto y destructivo de Hispanoamérica con permiso del que sufre Cuba, explica muy bien el éxito de las ideas de izquierda a pesar de las consecuencias tan perniciosas que acarrean en todos los órdenes cada vez que se ponen en práctica. Como vino a decir Raymond Aron en su crítica al marxismo, a la derecha se la juzga por sus resultados y a la izquierda por sus intenciones. La cadena de Sálvame es buena prueba de ello.

El caso de Venezuela es paradigmático de este doble rasero a la hora de valorar el desempeño real de la ideología más destructiva jamás concebida por el ser humano. La propia presentadora llegó a mostrar su repulsa por un Gobierno que "masacra al pueblo", pero eso nada tiene que ver con las ideas que profesan sus dirigentes asesorados por Pablemos, porque, aclaró Montañez, "él habla del sistema democrático; otra cosa es que esa democracia se aplique o no en Venezuela". Maravilloso. En Venezuela, gracias en gran medida al asesoramiento de los universitarios de la Complutense liderados por Pablemos, ya no hay ni papel higiénico, pero eso no implica que el programa político que proponen sea una basura. Ellos dicen defender los intereses del pueblo y la implantación de una democracia real y con eso es suficiente. Lo que pase después carece de importancia.

Beatriz Montañez se sumó en la noche del lunes a la durísima competición iniciada en el terreno mediático por defender a Pablemos. Por supuesto en vano, porque el liderazgo de Cuatro a estas alturas sólo se puede ver mínimamente amenazado por los esfuerzos de La Sexta en convertirse en el felpudo oficial de la nueva formación de extrema izquierda. Da igual que se hayan puesto de manifiesto las contradicciones de su Líder Supremo en el terreno de la ética política o que sus ideas hayan llevado a la ruina a uno de los países con mayores riquezas naturales del mundo. Como decía el único marxista competente de la historia, Groucho, ¿a quién va a creer usted, a sus ojos o a mí? Pues a Beatriz Montañez, naturalmente. Y a Pablemos, faltaría más.

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