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Pablo Molina

Cospedal decide hacer 'el paseíllo'

Al aforamiento legal de los cargos electos se suma el no llamarlos a capítulo salvo que haya motivos clamorosos que lo hagan inevitable.

Al aforamiento legal de los cargos electos se suma el no llamarlos a capítulo salvo que haya motivos clamorosos que lo hagan inevitable.

En los tiempos imperiales de nuestra democracia, cuando todo era progreso y felipismo, los jueces se abstenían de llamar a declarar a los políticos "para no estigmatizarlos". Esa fue la tesis de un magistrado del Supremo, argentino de origen y jettatore probadísimo según me cuentan dos exalumnos suyos, cuyo apellido no debe pronunciarse jamás para no llamar innecesariamente a la mala suerte. En esa misma época, a los subalternos caídos en desgracia a los ojos de Alfonso Guerra no sólo los llevaban a los juzgados enchiquerados y a la vista del público, sino que algunos hasta abrían los telediarios con declaraciones en directo desde Alcalá-Meco cuando el gobierno y los comisarios políticos de RTVE lo consideraban de interés general.

Desde entonces, al aforamiento legal de los cargos electos, que les permite eludir engorrosos trámites judiciales salvo que sus compañeros de profesión den previamente el visto bueno, se suma el que los funcionarios que administran la Justicia les conceden voluntariamente no llamándolos a capítulo salvo que haya motivos clamorosos que lo hagan inevitable. Es lo que tiene el mangoneo de la judicatura por los políticos, una situación propicia para este trato versallesco a los representantes de la voluntad popular.

María Dolores de Cospedal, que en virtud de sus cargos públicos podría haber solicitado declarar en su despacho, ha decidido en cambio prescindir de ese privilegio y acudirá a la Audiencia Nacional como cualquier otra ciudadana, con la presión mediática que un hecho de estas características lleva aparejada. La llamada "pena de banquillo", también denominada "de telediario" por sus evidentes implicaciones mediáticas, es un castigo añadido que los personajes públicos tratan de eludir, con ejemplos tan lamentables como la salida de los juzgados de Isabel Pantoja tras la lectura de la sentencia de lo suyo con Cachuli.

La actual secretaria general del PP, cuyo ejemplo va a imitar también su compañero y antecesor en el cargo Javier Arenas, dice que acudirá personalmente a la Audiencia Nacional "por respeto a los ciudadanos". Cabe esperar que la actitud sea recíproca y no asistamos a los espectáculos bochornosos a que la izquierda cafre nos tiene ya demasiado acostumbrados. Por pedir que no quede.

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