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Pablo Molina

El futuro del Estado Islámico en Irak

La organización terrorista tratará de recrudecer la violencia sectaria con grandes matanzas de chiíes.

La organización terrorista tratará de recrudecer la violencia sectaria con grandes matanzas de chiíes.
Cordon Press

La vasta –y heterogénea– operación militar para conquistar Mosul hace que la expulsión de los terroristas de la tercera ciudad de Irak sea una mera cuestión de tiempo. La caída de Mosul acabará con el proyecto de la organización terrorista de fijar allí la administración de su califatoen tierras iraquíes. Ahora bien, aunque el grupo terrorista islamista pierda el control de esa ciudad, eso no significará el fin de su presencia en el país. Ni de su capacidad para provocar el caos a través de una guerra sectaria.

Como explican en este artículo Michael Knights y Alex Mello, del Washington Institute, la clave está en Diyala, la provincia donde el Estado Islámico (EI) puede rearmarse para continuar su lucha.

Diyala es una región fronteriza con Irán que toma su denominación del río del mismo nombre, uno de los afluentes importantes del Tigris. El Estado Islámico conoce bien la zona, pues sentó allí sus bases cuando –aún bajo la denominación de Al Qaeda en Irak– fue expulsado de la provincia de Anbar por las fuerzas estadounidenses en 2006. Su localización, orografía y demografía son elementos extraordinariamente propicios para convertir Diyala en el nuevo bastión del califato.

Diyala es un enclave estratégico que permite rápidas comunicaciones con objetivos clásicos de la organización terrorista suní como la propia capital de Irak, Bagdad, con la que está conectada a través de una autopista y donde el EI perpetra ataques especialmente cruentos, sobre todo en Sader City, barriada de abrumadora mayoría chií. El terreno en las zonas rurales es prácticamente inaccesible en coche, por la constante presencia de conducciones de agua y la falta de puentes en número suficiente para poder transitar a uno y otro lado del río con la velocidad que exige una operación militar de contrainsurgencia. El 60% de la población es suní (árabes o turcomanos), por un 25% de chiíes y un 15% restante integrado mayoritariamente por kurdos. Diyala, ya digo, es muy propicia para que el EI inicie desde allí su reagrupamiento tras la previsible caída de Mosul.

Los autores del estudio responden a la cuestión de por qué el EI no se apoderó de Diyala al mismo tiempo que se apoderó de otros bastiones suníes como Mosul, Ramadi o Tikrit (recuérdese que Irak es de mayoría chií; de hecho, es el único gran país árabe de mayoría chií):

Diyala era sólo ocasionalmente una prioridad (…): no generaba fondos y, de hecho, era un agujero en el presupuesto. La provincia está lejos de Siria, desde donde el Estado Islámico organizaba y apoyaba sus ataques sobre Mosul. Además, el Estado Islámico no tenía un buen nivel de control sobre sus adversarios más peligrosos en la provincia (otros grupos insurgentes).

Además de todo lo anterior, mientras en otras zonas de Irak el Ejército huyó despavorido, en Diyala estuvo apoyado por las milicias chiíes y los peshmergas kurdos, lo que hizo que para los terroristas el balance coste-beneficio fuera contrario a iniciar en serio una ofensiva en esa zona del país. Sin embargo, esta relación puede cambiar en el futuro inmediato.

El Estado Islámico puede que no otorgue mucha prioridad al control de Baquba (la capital de la gobernación) y el sur de Diyala, pero (…) encontrará la provincia inmensamente útil si quiere resucitar la idea de fomentar una guerra suní-chií en Irak induciendo a la adopción de represalias sectarias contra los suníes y atrayendo a éstos con ofertas de protección.

Hace una década, los terroristas sentaron sus bases allí y llevaron a cabo una oleada de ataques contra la población chií al objeto, precisamente, de desencadenar una masiva guerra sectaria, que a punto estuvo de arrasar por completo el país. Ocurrió inmediatamente después de que las fuerzas estadounidenses expulsaran al grupo terrorista de la provincia de Anbar. ¿Quién dice que no hará ahora lo mismo si, como todo parece indicar, finalmente es expulsado de Mosul?

© Revista El Medio

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