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Pablo Molina

El proceso de Pilar Rahola y Quico Homs

Cuanto más empeño ponen los nacionalistas en elevar el grado de sus amenazas, más risibles son los resultados.

Cuanto más empeño ponen los nacionalistas en elevar el grado de sus amenazas, más risibles son los resultados.

Los nacionalistas catalanes consideran una ofensa que sus espectáculos los disfrute únicamente el público español, de ahí su insistencia en llevar el sainete independentista a los escenarios europeos para consagrarse definitivamente como genios universales del humor. Ayer realizaron un nuevo intento con el informe del Comité Asesor para la Transición Nacional –el sexto desde que Artur Mas dio inicio al disparate–, cuyo contenido demuestra que, cuando se empeñan en hacer el ridículo, los nacionalistas no tienen rival.

En "Las vías de la integración de Cataluña en la Unión Europea", que así se llama el dictamen del equipo de jurisconsultos integrado por personalidades de la talla de Pilar Rahola, se llega a la conclusión de que la permanencia en Europa es una posibilidad. Conocida la prodigalidad con que el nacionalismo paga los servicios prestados a la causa secesionista, el que los miembros de este consejo se estén forrando a cambio de escribir memeces es también otra posibilidad, desde luego más factible que la permanencia de una Cataluña independiente en la UE, que es, en última instancia, lo que se pretendía analizar.

No importa que los tratados europeos impidan la permanencia en la Unión de territorios desgajados de un Estado miembro, ni que la adhesión de nuevos países requiera la aprobación unánime de los socios actuales, ni las dos respuestas oficiales de la Comisión Europea taxativamente contrarias a las pretensiones del nacionalismo, ni que al día siguiente de presentar el hallazgo del consejo asesor las autoridades de Bruselas insistan nuevamente en que fuera de España no es posible estar en la UE. Nada de esto importa a los nacionalistas catalanes, eternos adolescentes empeñados en hacer que los mayores accedan a sus caprichos a base de rabietas sin sentido. Cualquier día de estos se encierran en Monserrat y amenazan con dejar de respirar hasta que Durao Barroso les dé la razón.

Cuanto más empeño ponen los nacionalistas en elevar el grado de sus amenazas, más risibles son los resultados, como acabamos de ver con las recientes ideícas de este pintoresco consejo para la transición. Por otra parte lo único que cabía esperar de un proceso asesorado por Pilar Rahola y gestionado por personajes de la talla de Quico Homs.

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