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Pablo Molina

El trigémino de la jueza Alaya

Mercedes Alaya ha puesto fin a una prometedora carrera judicial, porque ningún partido político se va a atrever a ascenderla a partir de ahora.

Mercedes Alaya ha puesto fin a una prometedora carrera judicial, porque ningún partido político se va a atrever a ascenderla a partir de ahora.

El trigémino es, al contrario de lo que sugiere su nombre, un nervio craneal. Sus frondosas ramificaciones hacia la zona oftálmica y maxilar hacen que cualquier episodio de inflamación resulte especialmente doloroso, como saben bien las personas que han padecido esta dolencia. Una de ellas es la jueza Mercedes Alaya, que incluso ha tenido que dejar las labores de su juzgado durante seis meses para tratarse de las cefaleas y los dolores producidos por ese irritante haz nervioso. La expresión hierática de la jueza Alaya camino de su juzgado, tantas veces reproducida en los medios de comunicación, podría tener su explicación en las dolorosas consecuencias que un súbito cambio de expresión facial lleva aparejadas cuando se tiene el trigémino alterado.

Tantos meses investigando la trama de los ERE en Andalucía y escuchando cara a cara las declaraciones de los trincones quizás hayan tenido alguna responsabilidad en este episodio punzante que padece la jueza. En cambio, los socialistas andaluces andan del trigémino fenomenal. Comenzando por Chaves y Griñán, y de ahí hasta llegar al chofer encargado de la coca, el rostro de los socialistas andaluces revela una firmeza sólo accesible a los políticos que han convertido el trinque sistemático en una labor institucional. En el PSOE de Andalucía la cefalea no es enfermedad profesional, ni los dolores agónicos en la cara un padecimiento conocido. Eso queda para los jueces que tienen que investigar su peculiar forma de redistribuir la pobreza entre la población, al objeto de salvar de ella a los familiares y amigos del Partido Único.

La jueza Alaya tiene abierto el tajo, con trabajo garantizado para muchos más meses de investigación de las finanzas de los progresistas andaluces. Sólo la rama sindical, concretada por UGT y CCOO al alimón en la Asociación Faja Pirítica (hay que tener narices), constituye una línea de investigación muy prometedora por su larga trayectoria de extracción intensiva del trinque a cielo abierto. De momento los cálculos más modestos del saqueo de fondos públicos del socialismo andaluz superan los ochocientos millones de euros, que ya es trincar, pero en la Hunta (como ordena escribir Fray Josepho) nadie tuvo jamás la menor sospecha de que se pudiera estar distrayendo algún que otro euro en la tramitación de los ERE.

Con su tenacidad e independencia, la jueza Mercedes Alaya ha puesto fin a una prometedora carrera judicial, porque ningún partido político se va a atrever a ascenderla a partir de ahora. Ese es en estos momentos el principal temor de Chaves y Griñán, pues no hay nada que teman más los políticos que un juez independiente. Saben que, como le respete el trigémino, Alaya acaba empapelándolos a los dos. 

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