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Pablo Molina

Estado Islámico: terroristas y traficantes de órganos

Una televisión iraquí dice que está haciendo extracciones en un hospital de Nínive.

Una televisión iraquí dice que está haciendo extracciones en un hospital de Nínive.
Terroristas del Estado Islámico | Revista Dabiq

La ofensiva internacional contra el Estado Islámico (EI) ha hecho que la organización terrorista pierda gran parte de sus fuentes de financiación. En especial cabe hablar del petróleo: los hombres del califa Bagdadi han perdido el control sobre prácticamente todos los pozos que controlaban en Irak, lo que supone una merma del 80% de sus ingresos habituales según los expertos.

Esto hace que hayan comenzado las deserciones y, en consecuencia, las ejecuciones de los traidores, hasta el punto de que el propio califa ha salido a la palestra personalmente a exigir a los terroristas que defiendan sus posiciones a cualquier precio y eviten la tentación de salir huyendo ante el avance de las tropas enemigas.

Esta situación de penuria económica está haciendo que el califato haya decidido recurrir a cualquier posible fuente de ingresos, incluido, al parecer, el tráfico de órganos de seres humanos, procedentes incluso de sus propios hombres.

Es la denuncia que acaba de formular la televisión iraquí Alsumaria TV, recogiendo testimonios obtenidos en la ciudad de Mosul, el último bastión del EI en Irak, donde están centradas ahora las operaciones del Ejército iraquí y de las fuerzas internacionales enemigas del EI.

Según Alsumaria TV, el grupo terrorista está extrayendo órganos de combatientes y civiles para trasladarlos a Siria y venderlos a mafias internacionales que se dedicarían a este negocio. Las extracciones se estarían realizando en un hospital de Nínive, donde habría una unidad especializada compuesta por médicos extranjeros. Allí, hasta la fecha, se habría procedido a la intervención de al menos 85 personas.

Ninguno de los líderes terroristas islamistas sugirió jamás la posibilidad de recurrir al tráfico de órganos. Sin embargo, la organización del califa Bagdadi emitió una fetua a comienzos del año pasado que cayó en manos de las fuerzas especiales de EEUU en una redada practicada en Siria. En ella se autorizaba a extraer las vísceras de un prisionero infiel para salvar la vida de un musulmán, puesto que "la vida y los órganos de los apóstatas no tienen por qué ser respetados, y pueden ser extraídos con impunidad". El documento hace referencia a diversos pasajes coránicos para justificar el comercio de órganos en el que está embarcada la organización terrorista para remediar la situación de sus quebrantadas arcas.

En Mosul se han recogido testimonios de familiares de personas ejecutadas por el Estado Islámico que dicen que los cadáveres de sus seres queridos mostraban las cicatrices pre mortem típicas de las extracciones de riñón e hígado.

La otrora poderosa organización terrorista, que se había adueñado de casi la mitad de Irak y Siria y pagaba enormes salarios gracias al mercado negro del petróleo, hoy tendría que sobrevivir recurriendo al sórdido comercio de órganos humanos, según esa televisión iraquí. La agonía financiera, las deserciones en su seno y la falta de escrúpulos de sus dirigentes explicarían esta ominosa práctica.

© Revista El Medio

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