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Pablo Molina

Había una vez un cambio climático

Hasta tal punto me impresionan los efectos devastadores del cambio climático que he sido capaz de venir aquí a advertir al mundo de los peligros de esta amenaza capitalista de raíz judeocristiana, aún a riesgo de tener que saludar a un tipo como Bush

El presidente del gobierno del Reino Republicano de España (o lo que sea esto), realizó el lunes una intervención magistral, como todas las suyas, ante los asistentes a la cumbre del cambio climático organizada por la ONU. El pensamiento típicamente adolescente de ZP se puso de manifiesto una vez más en un texto que difícilmente hubiera pasado a la final en el concurso de redacción "qué es el cambio climático para ti" de cualquier certamen local. Como ZP no distingue bien entre el tópico ideológico y la realidad, ni comprende de forma cabal que los disparates conceptuales, cuando se materializan en decisiones políticas, provocan serias catástrofes, me he permitido la licencia de traducir su texto a un lenguaje inteligible:

Señor Presidente, excelencias, señoras y señores ¿Qué tal? Soy ZP.

Después de buscar mucho entre los cascotes del Muro de Berlín, los progresistas hemos encontrado una herramienta ideológica válida para seguir atacando al capitalismo: el cambio climático. La ONU, lugar en el que toda filosofía totalitaria encuentra el debido acomodo, es el marco ideal para desarrollar estrategias destinadas a avanzar hacia un mundo socialista, unido y en paz.

Las medidas anticapitalistas que hemos empezado a poner en marcha afectarán sobre todo a los países menos desarrollados. Por eso es necesario seguir aumentando el trasvase de dinero de los pobres del primer mundo a los ricos del tercero. En España vamos a esquilmar un poco más los bolsillos de los ciudadanos, a ver si para el 2012 llegamos al famoso 0,7% del PIB.

Mi Gobierno está consiguiendo grandes éxitos en la aplicación de las medidas establecidas en el Protocolo de Kyoto para reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Aunque su impacto en el incremento de la temperatura media del planeta será irrisorio, los firmantes del protocolo estamos dispuestos a castigar nuestras economías lo que sea menester para que el invento del calentamiento global no se venga abajo. Mis asesores me han escrito que en España hemos reducido en un cuatro por ciento el crecimiento de este tipo de emisiones. En realidad han pasado del 152% al 148%, lo cual, para cualquiera con una noción elemental de matemáticas significa que, en realidad, se han reducido un 2,63% y no los cuatro puntos que el ceporro autor del texto ha obtenido haciendo una resta lineal en lugar de calcular correctamente la reducción en términos porcentuales haciendo una simple regla de tres. Seguramente estudió la ESO, pero a cambio de una burricie estructural en materia de números estoy convencido de que es un tipo fuertemente sensibilizado con los problemas del mundo y la forma de resolverlos a través del diálogo, el talante, el mestizaje y la tolerancia. Lo perdonaré.

Señor Presidente, todo esto no lo hago por mí, ni siquiera por mi país. Lo hago "pensando en la humanidad" (el entrecomillado es textual). Hasta tal punto me impresionan los efectos devastadores del cambio climático que he sido capaz de venir aquí a advertir al mundo de los peligros de esta amenaza capitalista de raíz judeocristiana, aún a riesgo de tener que saludar a un tipo como Bush, que es un imperialista de derechas sin talante ni nada. Pero ¿qué no haría yo por la humanidad?

Salud y República.

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