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Pablo Molina

La liberada sindical del Instituto Nóos

Entre unos y otros han presentado a doña Cristina a imagen y semejanza de los liberados sindicales, que trincan la nómina sin necesidad de trabajar.

Entre unos y otros han presentado a doña Cristina a imagen y semejanza de los liberados sindicales, que trincan la nómina sin necesidad de trabajar.

Tal vez lo más interesante de la reciente declaración de Iñaki Urdangarin ante el juez Castro sea la parte en que exculpa a su esposa de cualquier responsabilidad en los manejos del Instituto Nóos. Doña Cristina, vino a explicar su esposo, "no hizo absolutamente nada" y si aparece en la junta directiva de la entidad era simplemente porque había un hueco que cubrir. Es decir, Urdangarin montó una institución sin ánimo de lucro para promocionar el deporte y el turismo, y no se le pasó en ningún momento por la cabeza encargar a su esposa, casualmente infanta de España, ninguna labor de representación para aprovechar su innegable relevancia pública en tan noble propósito. La nombró vocal porque faltaba uno y a ella la tenía más a mano, pero nunca le permitió decir "esta boca es mía".

Urdangarin hace suya voluntariamente la tesis muy poco piadosa de los cortesanos mediáticos, en virtud de la cual la infanta Cristina no se enteraba de nada de lo que ocurría en una institución de cuya Junta Directiva formaba parte. Por eso no se la puede llamar a declarar ante la Justicia ni siquiera como testigo. Total, si la pobre no tiene ni idea de lo que ocurre a su alrededor, para qué hacer perder el tiempo al juez y a los abogados, con lo lenta que va ya de por sí la Justicia en España.

Tampoco su abogado sabía nada de lo que ocurría allí, a pesar de formar parte igualmente de su órgano de dirección. Por no saber ni siquiera Urdangarin está muy al tanto de lo que se cocía en esa organización sin ánimo de lucro pues, según confesó al magistrado, todo eso lo llevaban su socio y los asesores contratados al efecto. Él al menos tiene vagos recuerdos de algunas iniciativas concretas, pero lo que es su mujer, nunca tuvo la menor idea de a qué se dedicaba el Instituto Nóos, a pesar de los importantes ingresos que proporcionó a la familia durante años. 

Entre unos y otros han presentado a doña Cristina a imagen y semejanza de los liberados sindicales, que trincan la nómina todos los meses sin necesidad de trabajar o de preocuparse lo más mínimo por el funcionamiento de la empresa que les paga la nómina. Lo mejor de todo es que, a tenor de la instrucción del juzgado y la actuación de la fiscalía, la estrategia ha dado resultado. Cualquiera se mete en España con un liberado.

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