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Pablo Molina

¿Sabremos por fin qué opina Rajoy?

El debate de este miércoles es más una prueba para Rajoy que para Zapatero, personaje éste amortizado para la política española ya desde sus propias filas si descontamos a las bibianas y las leyres.

El debate monográfico sobre la situación de la economía española va a ser una buena oportunidad para que los votantes del PP conozcan, por fin, la opinión de Rajoy sobre los temas más candentes de la actualidad. En estos dos últimos años hemos conocido los puntos de vista de todos y cada uno de los altos cargos del Partido Popular, pero seguimos sin saber qué piensa Rajoy sobre los asuntos más importantes de la política española.

Zapatero, de cuya insolvencia como gestor no existe la menor duda de uno a otro confín del planeta, tiene que poner a Rajoy frente a las contradicciones de su partido como único recurso para salir vivo del debate. Ese es el mensaje que sus seiscientos y pico asesores habrán tratado de introducir en la cabecita presidencial, si no por lealtad al presidente sí al menos para seguir manteniendo el puesto de trabajo, pues en la situación en que ha dejado España su jefe no va a resultar nada fácil encontrar un empleo tan escaso de obligaciones como profuso en emolumentos.

Por todo ello, el debate de este miércoles es más una prueba para Rajoy que para Zapatero, personaje éste amortizado para la política española ya desde sus propias filas si descontamos a las bibianas y las leyres, incondicionales del personaje porque de sobra conocen cuál será su destino si el leonés finalmente deja el Gobierno.

Así pues, Rajoy va a verse obligado por las circunstancias a explicar a los ciudadanos cuál es su visión de España y qué decisiones adoptaría si estuviera en el lugar de Zapatero. Por ejemplo, deberá aclarar si opina lo que su secretaria general en materia de trasvases hacia las zonas áridas de la península, o por el contrario su idea es coincidente con los presidentes populares de Murcia y Valencia. Lo mismo respecto a la energía nuclear, la reforma del mercado laboral, el derecho de los españoles a estudiar en su lengua materna o los efectos del nuevo estatuto de Cataluña sobre el andamiaje constitucional del Estado.

Sobre su apoyo al cine español no hace falta que se extienda. Después de ver este domingo a los sonrientes González Pons y Feijóo en compañía de los que están deseando volver a apedrear las sedes de su partido, ya nos vamos haciendo una idea aproximada.

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