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Pablo Molina

ZP se da un baño de economía real

Tiene suerte Zapatero de que los emprendedores, los que llevan adelante al país, guardan todavía una educación exquisita. Por muchísimo menos miren lo que hacen los votantes de izquierda en Atenas, Barcelona o Madrid.

En la conferencia empresarial celebrada este jueves pasado, con presencia de Zapatero, el presidente de la patronal española clasificó las medidas propuestas por el Gobierno para paliar la crisis en tres grandes grupos, a saber: las que están terminando de elaborarse, las que ya están definidas pero aún no se han puesto en marcha y las que se han puesto en práctica pero no funcionan o tienen un efecto contrario al deseado. No está mal, teniendo en cuenta que el Ejecutivo en pleno, incluidos Aído, Moratinos y Magdalena, lleva varios meses analizando concienzudamente todos los aspectos de esta crisis y alumbrando ideas sin cesar para solucionar a los españoles sus problemas económicos.

Mientras Díaz Ferrán desgranaba ese memorial en defensa de sus afiliados, Zapatero sonreía, claro. Él es un optimista antropológico y, como tal, cree que basta con que el Gobierno diga que sus medidas van a resolver la crisis para que ésta desaparezca con rapidez. Ya ha dicho que espera que los analistas se equivoquen sobre la duración de la crisis, pero eso es porque sus asesores no le han actualizado los datos de los expertos en economía, que, en efecto, han reconocido que se equivocaron y ya están corrigiendo su primer error, el de pensar que la crisis duraría sólo hasta mediados del 2010, cuando en estos momentos hay un consenso virtual en que, por lo que a España se refiere, no vamos a salir del túnel en menos de cinco o seis años. Un par de errores más, siguiendo los deseos de Zapatero, y la solución a la actual crisis sólo la verán nuestros nietos.

Más diálogo entre los interlocutores sociales y un pastón para salvar a los bancos y cajas de ahorro son supuestas medidas económicas que en nada benefician a los empresarios participantes en el acto, como le recordó al presidente uno de ellos a viva voz, seguramente harto de palabrería mientras la pequeña y mediana empresa se hunde sin remisión.

Imagine que un vecino suyo le vende un objeto inservible y que con el dinero así obtenido le hace a usted un préstamo a un alto interés. Sus conocidos pensarían que es usted un ingenuo (o algo gilipollas, para ser más precisos), pues está entregando su dinero a alguien que se lo va prestar de vuelta ganando un rédito. Pues bien, en eso consiste el famoso rescate financiero incluido como medida estrella en el paquete elaborado por ZP. Pero es que, encima, cuando solicitas el préstamo (en última instancia, tú dinero), el banco-vecino te lo deniega con el argumento de que no está la situación para alegrías, que es lo que le viene ocurriendo a las pymes desde hace ya más de seis meses. ¿Es para estar cabreado, o no? Tiene suerte Zapatero de que los emprendedores, los que llevan adelante al país, guardan todavía una educación exquisita. Por muchísimo menos miren lo que hacen los votantes de izquierda en Atenas, Barcelona o Madrid.

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