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Pablo Planas

Cataluña, año cero

Aún es pronto para hacer balance del año porque en cualquier momento el presidente de la Generalidad puede anunciar elecciones anticipadas.

Aún es pronto para hacer balance del año porque en cualquier momento el presidente de la Generalidad puede anunciar elecciones anticipadas.

En Cataluña aún es pronto para hacer balance del año porque en cualquier momento el presidente de la Generalidad puede anunciar elecciones anticipadas. No sería extraño, sobre todo si se tiene en cuenta lo que ha sucedido hasta ahora. En los tres primeros meses del 2014, Mas se la montó parda al entonces príncipe y un empresario de la cuerda del líder de CiU le retiró la mano a don Felipe. Además, trascendieron los planes golpistas de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) con la toma del puerto y el aeropuerto incluida. En abril, la Generalidad encargó el diseño de las papeletas del referéndum del 9N. En mayo ya se sabía que podrían votar los mayores de 16 años. En junio, Mas le pedía audiencia al flamante rey Felipe VI para lo suyo de la independencia. En julio confesó Pujol y tan pancho. En agosto, concretamente el 15, un catalán logró lanzar su DNI a una distancia de 38 metros, récord mundial que no reconoció el libro Guiness. En septiembre, Mas firmó el decreto del 9N. Día tan histórico que la pluma se guarda en el Museu d'Història Nacional de Catalunya. En octubre, Junqueras lloró por la radio. En noviembre se votó y sólo en este mes de diciembre la Generalidad ha anunciado la apertura de más embajadas, ha incrementado el presupuesto de su Agència Tributària, se ha admitido a trámite la querella contra Mas y Pablo Iglesias ha predicado en Barcelona. Y aunque quede menos de una semana para que acabe el mes y el año, aún estamos a tiempo de que se produzca la noticia bomba de 2014, el del Tricentenario de la Guerra de Sucesión, un conflicto latente según el catalanismo.

Las apuestas sobre el adelanto electoral o el cumplimiento de la legislatura están al cincuenta por ciento y desde hace días no registran oscilaciones significativas. Todo depende de que Oriol Junqueras se haga el harakiri antes o después; es decir, si acepta integrarse en el Partit del President, el nuevo PP catalán, y renuncia a presidir la Generalidad de por vida ahora o lo deja para dentro de un año y medio, en el otoño del impredecible 2016.

Lo que es seguro, constante, constatable y sustantivo en Cataluña es que ya va para más de tres décadas de inmersión lingüística, adoctrinamiento escolar, incumplimiento sistemático de las sentencias, control mediático, corrupción por la patria y nacionalismo a chorros, en vena y sin pausa. Y que eso va continuar es el resumen de este año, del que viene y de los que vendrán.

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