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Pablo Planas

Diez matices para entender a la CUP

La CUP ya no existe. Mas se la ha cargado como se cargó antes Iniciativa per Catalunya, el PSC y el PP. El 'president' es tóxico.

La CUP ya no existe. Mas se la ha cargado como se cargó antes Iniciativa per Catalunya, el PSC y el PP. El 'president' es tóxico.
EFE

En Cataluña nada es lo que parece. El presidente de la Generalidad no es el representante del Estado en la región sino un antisistema, el Farsa no es un club de fútbol, la Virgen de Montserrat no es negra (la imagen fue víctima de un incendio), el pan con tomate es murciano (ingenio de los inmigrantes que hicieron el Metro para ablandar el pan duro) y si la bolsa sona le trincan a uno el tres por ciento mínimo. Así pues, la Candidatura de Unidad Popular, en adelante CUP, no es ajena al panorama sino el producto de esta suma de trampantojos que informa el catalanismo trabucaire.

Primer punto. La mayoría de los dirigentes son antisistemas de rancio abolengo y escuelas de élite. Por cada Garganté (el concejal conductor de autobuses que luce la palabra odio en sus nudillos) hay diez Marias Rovira (otra edil barcelonesa que estudió en el mismo colegio que Mas, una escisión del Liceo Francés de gran nombradía, la Escola Aula, un pastón al mes).

Segunda cuestión. Lo quieren todo y lo quieren ya, pero la mayoría de los diez diputas (es su jerga) y el medio centenar de liberados están por la labor de investir a Mas y manipularon la asamblea definitiva para lograr sus propósitos. Julià de Jòdar, el más veterano, fue el primero, allá por finales de septiembre, en apelar al "pragmatismo". Se acuñó el término jodarazo.

Tercer apunte. A nadie le cabe la más mínima duda de que se produjo un monumental pucherazo en la madre de todas las asambleas. Un "ejercicio de democracia" en el que en tercera ronda no hubo votos nulos ni en blanco. Tan asombroso como que se produjera un empate al final. La probabilidad de tal cosa era del 0,00033014, según se ha tomado la humorada de calcular Xavier Salvador, director de Crónica Global, el único medio digital no nacionalista con sede en Cataluña.

Cuarta cosa. Los diputados de la CUP no se habían visto en otra. Antonio Baños ha relanzado su carrera como periodista musical y Anna Gabriel se ha convertido en un icono de la feminidad catalana. Aquel, el otro y Maroto el de la moto se disputan cuota de pantalla en TV3 y se enseñorean de las tertulias de la radio del conde de Godó. Cuanto más suspense, mejor.

Quinta circunstancia. La CUP es el partido que menos votos y diputados obtuvo el 27-S, pero hete aquí que sus diez parlamentarios suponen la mayoría absoluta en escaños, que no en votos, del separatismo. Cosas de la Ley Electoral y de un tal D'Hondt.

Sexto asunto. La presión de Mas, de Lluís Llach (el cantante), de TV3 y de los zombies de Terra Lliure ha dinamitado a la CUP. La formación antisistema se ha fracturado en mil pedazos. Los mismos que componen su heterogénea existencia: indepes, okupas, antisistema, antiglobalización, anticapitalistas, antisemitas, anticonstitucionales y anticongelantes.

Séptimo hecho. La CUP fue un invento de Pujol para dividir a ERC. Independencia, Países Catalanes, monolingüísmo... La expresión final del Mi hucha, autoría del cobrador de la Cruz de San Jorge y patriarca del catalanismo contemporáneo.

Octava parte. Junts pel Sí aguanta y Mas sobrevive a la asamblea de la CUP. La formación antitodo está infiltrada por elementos burgueses del viejo orden autonomista. El empate es un efecto de la contaminación de compromisarios convergentes y esquerranos. La CUP auténtica votó no a Mas, aunque les birlaron las papeletas.

Novena causa. La CUP ya no existe. Mas se la ha cargado como se cargó antes Iniciativa per Catalunya, el PSC y el PP. El president es tóxico. Sale su nombre y es Ankawa yuyu. La CUP, una formación con deslumbrante futuro, se ha desmembrado. Kaputt. Los discos para ti, los cedés para mí.

Décima clave. Tres mujeres. El auge de Podemos aumenta la cotización de Ada Colau, sobre quien alertan los intelectuales orgánicos del separatismo; Anna Gabriel, la cupera de peinado garçon/batasuni, radicalmente contraria a investir a Mas, e Inés Arrimadas, la revelación ciudadana.

Si Mas resulta investido, la legislatura será corta. El panorama judicial es adverso, si bien cambiante, pero la Generalidad no está preparada para la desconexión, sino conectada a la respiración asistida del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA).

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