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Pablo Planas

El saqueo de España y Podemos

Su programa consiste en implantar en España una dictadura chavista, bolivariana, griega o paraguaya. Ahora, dicen, les toca a ellos. Lo dice la tele.

Su programa consiste en implantar en España una dictadura chavista, bolivariana, griega o paraguaya. Ahora, dicen, les toca a ellos. Lo dice la tele.

El insólito prestigio de Podemos es proporcional al descrédito de los partidos tradicionales, desde el PP y el PSOE a Convergència y el resto de los movimientos regionales. El trío de la benzina, Iglesias, Monedero y Errejón, con la inestimable colaboración de la progresía periodística (la misma que ha medrado en un sistema de concesiones arbitrarias y subvenciones descontroladas), está a un paso del asalto definitivo gracias a la inconsistencia, inmoralidad e incompetencia del PP y el PSOE y merced también a la escalofriante frivolidad y complicidad de unos medios de comunicación que operan sin la más mínima noción de responsabilidad, ética y rigor.

La reacción de los partidos no es ni siquiera cosmética. Ni Mariano Rajoy, ni Pedro Sánchez, ni Soraya Sáenz de Santamaría ni Susana Díaz en Andalucía han conseguido embridar la corrrupción, el trinque, el sistema del pizzo, la mordida por definición, ese tres por ciento catalán que es una mancha de aceite en toda España. El funcionariado se alarma ante la voracidad de los cargos de confianza, la doblez de los políticos y el estado general de confusión. No hay regeneración sino quema de papeles, saqueo y retirada a la carrera. La impresión que trasladan los prebostes, sean nacionales, autonómicos o municipales, es la del desconcierto total y el sálvese quien pueda.

Ya no hay mando ni control. Ideas no hubo nunca. La política nacional es un meme de Fran Nicolás y la impotencia descarnada y absoluta frente a Mas, Junqueras y las brigadas amarillas del separatismo. El sistema agoniza, España se cuartea y la aportación del CIS es ratificar los índices de audiencia de Pablo Iglesias, el hipster al que se matan por entrevistar grandes maestros del periodismo como Jordi Évole y Evaristo Mejide, dos monstruos que no se han caracterizado precisamente por denunciar la corrupción en Cataluña, en Andalucía o en Madrid. Lo suyo es dar masajes al poder y el poder en ciernes es ese tridente de profesores en el que Errejón es el intelectual, Monedero el estratega e Iglesias la cara del cartel, una suerte de Jesucristo Superstar entre revenido y blandito, el pequeño Nicolás de la izquierda.

Visto el panorama se comprende la tentación de muchos ciudadanos de votar a Podemos, cuyo programa consiste en implantar en España una dictadura chavista, bolivariana, griega o paraguaya. Esa es la letra pequeña del proyecto mediático-político del movimiento asambleario, que no viene a participar del juego de la alternancia en el poder sino a instalarse, a ocupar las instituciones y a renovar la vieja historia del saqueo nacional. Ahora, dicen, les toca a ellos. Lo dice la tele.

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