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Pablo Planas

En un portal de Bruselas

El catalanismo es una concentración por reducción de vinagre que lo contamina todo, y más la Navidad.

El catalanismo es una concentración por reducción de vinagre que lo contamina todo, y más la Navidad.
LD

El catalanismo es una concentración por reducción de vinagre que lo contamina todo, y más la Navidad, que es tiempo propicio a la confusión del sueño con la vigilia. Hay muchas maneras de celebrar el Nacimiento de Jesucristo. La catalanista arroja dos particularidades: el culto al mojón encarnado en la figura del pastorcillo cagón y el tronco que defeca regalos si le atizan más la conversión de cualquier evento navideño en un acto de afirmación separatista.

En la edición 2017-18, la Navidad en Cataluña es amarilla porque ese es el color con el que el separatismo recuerda a los presos y fugitivos del procés. Y si el año pasado los Reyes Magos se llamaban Referéndum, Unilateral y Vinculante, en este son Junqueras, Sànchez y Cuixart, que traerán muchos regalos a los niños que lleven lazos, gorros, bufandas o guantes amarillos y echarán carbón a los que sólo dejen dulces y zapatos en los balcones.

El adoctrinamiento infantil tiene tan mala prensa como las armas químicas y nucleares, pero eso no es óbice para que el nacionalismo catalán insista en el uso y perfeccionamiento del método, dada su capacidad destructiva. Y este año la Navidad en Cataluña es amarilla y los Reyes Magos se teñirán de amarillo en la amarilla TV3 porque el Mesías del portal Belén no es el Niño Jesús de la Virgen María y San José, sino Puigdemont en un portal de Bruselas o Junqueras en el de Estremeras. Los madelmanes y las señoritas pepis catalanas serán amarillos o no serán en la Cataluña cristiana de los campanarios con esteladas.

Los socios de Òmnium y ANC y los voluntarios de los Comités de Defensa de la República son los pajes y camellos de la mágica comitiva republicana de los reyes majos a la catalana en la enésima reafirmación de la superioridad intrínseca de la catalanidad. Si los niños flipan, las abuelas por la república, más.

De todos modos, convertir la Navidad en política es una chorrada en comparación con la última hazaña de la superyaya por la república catalana, doña Pilar Rahola, que ha aprovechado en Twitter el asesinato de Diana Quer para hacer causa. "Nuestros políticos esposados por la espalda. El presunto asesino de Diana Quer, por delante. Está todo dicho", ha trinado la musa del proceso. Que no respetan ni los Reyes Magos, dicen...

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