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Pablo Planas

Homer Simpson vota Trump

Si fuera por los que no pueden votar, Donald Trump no tendría la más mínima posibilidad de ganar las elecciones de los Estados Unidos.

Si fuera por los que no pueden votar, Donald Trump no tendría la más mínima posibilidad de ganar las elecciones de los Estados Unidos.
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Si fuera por los que no pueden votar, Donald Trump no tendría la más mínima posibilidad de ganar las elecciones de los Estados Unidos. Los medios españoles, de descriptible influencia en Washington, Nueva York y Miami, se inclinan en su mayoría por advertir al mundo de las nefastas consecuencias de una hipotética victoria del hombre del pelo de ensaimada de sobrasada. Los mercados anticipan la catástrofe y el mundo tiembla ante la hipótesis de que un payaso diabólico se siente en el despacho donde Mónica Lewinsky le chupó la minga echenique al marido de Hillary Clinton.

Pasa que los que pueden votar, estadounidenses con papeles, no suelen leer la prensa española ni saben quién es Echenique. Y claro, puede ocurrir cualquier cosa, sobre todo aquella que confirme la sospecha generalizada en España de que los yankis son imbéciles, como los que votan a Rajoy según Podemos. Trump encaja en el perfil y para los agoreros sería mucho peor que el hijo de Bush, Reagan, Carter y Ford, todos ellos incapaces de pensar y mascar chicle a la vez según es leyenda.

En cambio Hillary sería la primera mujer presidente de los Estados Unidos, no dice tantas chorradas por minuto como su rival ni se abalanza sobre los genitales de nadie. Al menos que se sepa. Más que suficiente para que en opinión de los expertos locales de aquí, no de allí, tenga que ser del agrado de los electores de allí, no de aquí. Y si es que no, serán tan idiotas como los rusos de Putin, los italianos de Silvio Bungabunga Berlusconi, los ingleses del Brexit, los colombianos del no y los gallegos de Feijóo.

A medida que se aproxima el momento de la verdad, crece la incertidumbre, por lo que no sería de extrañar que, gane Hillary, gane Trump, sea por una gran diferencia. O lo contrario. La última hora es que Pedro Sánchez se ha ido a "Washington DC" tres días para decir en Twitter "Todos/as con Hillary!", en lo que podría ser el trino más caro de la historia. Miquel Iceta también le ha mandado un mensaje: "Go, Hillary, go! Don't let Trump win!". Lo que le faltaba a la señora Clinton. El apoyo de un par de ganadores natos.

Los Estados Unidos deciden: Homer y Bart Simpson o Marge y Lisa Simpson. El mando a distancia está en juego. El botón rojo, también.

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