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Pablo Planas

Mourinho presidente

La alternativa es Guardiola, un político fracasado que se ha dedicado al deporte

La alternativa es Guardiola, un político fracasado que se ha dedicado al deporte
Imagen TV

Deportistas fracasados y políticos de éxito. Rajoy hubiera querido ser Raymond Poulidor, el eterno segundo, por detrás de Anquetil (Aznar) y Eddy Merckx (Zapatero, con perdón del equipo Molteni y los belgas). Pedro Sánchez no debió de ser muy bueno en el Estudiantes, cuando se ha tenido que dedicar a la política y no se le conocía de nada hasta que hundió a su partido, el PSOE de Susana Díaz. Albert Rivera nada bien, seguro, pero le faltaba un pelo para ser Mark Spitz. Caso contrario, hubiera sido Mark Spitz o Ian Thorpe, que le quedará más cerca. En el caso de Pablo Iglesias es que los juegos de rol todavía no se han profesionalizado. Él dice que practica el running, como Forrest Gump, pero es más de Juego de tronos y macerarse en el sofá. Si hubiera tenido la más mínima posibilidad de ganarse la vida como futbolista, en su vida se habría dedicado al postureo intelectual. Ténganse en cuenta, por lo demás, que el convenio colectivo de los futbolistas en España ordena que ningún jugador de Primera División cobre menos de 150.000 euros por temporada, lo que demuestra que quien se puede dedicar a jornalero del balón pasa de todo, y de la política sobre todo.

En cambio, los deportistas de éxito pueden ser unos grandes políticos, pero fracasados, dado que si la mayoría de los considerados grandes políticos hubiera fracasado el mundo sería con toda seguridad algo más justo y habitable. Se rumorea que un tal Íñigo Errejón, alias Monaguillo de Moratalaz, está pensando en Vicente del Bosque como presidente del Gobierno, pero los republicanos se oponen porque es marqués tras el Mundial que le sirvió en bandeja don Luis Aragonés. El nombre del momento es, sin embargo, José (dígase "Yooose") Mourinho. El empresario chino Chen, que ha comprado el Español de fútbol, le ofrece el oro, el moro y el mico de Puerto Rico para que se haga cargo de la plantilla blanquiazul. Chen posee una juguetera china, las muñecas de Famosa en el más poblado país del mundo. Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, entra en la puja. Una constructora del país que está ensanchando el canal de Panamá frente al mil millones o más de chinos. ¿Cómo es posible que nadie le ofrezca la presidencia del Gobierno al sujeto del deseo que ha despreciado un millonario ruso? Es evidente que Mourinho ganaría mucho menos, pero el país no quedaría en ridículo. Los entrenadores manejan idiomas y pueden hablar con Merkel, Cameron, Obama y Abramovich de tú a tú, sin intérpretes ni nodos de cine mudo entre Zapatero y Obama o Rajoy y Merkel. A Mourinho de presidente del Gobierno, además, no le extrañaría que le dijeran que si la economía española no entra entre los cuatro primeros, como mínimo, puerta y se acabó.

El drama es que España se debate entre Rajoy y Podemos mientras Mourinho está a un paso de entrar en la casa blanca. La alternativa es Guardiola, un político fracasado que se ha dedicado al deporte.

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