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Pedro Cateriano

Perú y Estados Unidos, más cerca que nunca

El TLC con los Estados Unidos empujará al Perú a alejarnos de las políticas económicas populistas, proteccionistas y estatistas que impulsó, en la década de los setenta, la dictadura del general Juan Velasco, ídolo de Hugo Chávez, y que nos arruinaron.

La aprobación del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre el Perú y los Estados Unidos, tras una larga y dura negociación conducida por los gobiernos de Alejandro Toledo y Alan García durante casi cuatro años, es uno de los hechos económicos y políticos más importantes ocurridos en la región en los últimos meses.

El Perú se convierte así en el segundo país sudamericano, después de Chile, en tener un acuerdo de libre comercio con la principal potencia económica del mundo. Se nos abre un mercado cercano a los 300 millones de personas, que permitirá la creación de más puestos de trabajo y aumentará las exportaciones que hoy día superan los veinte mil millones de dólares. Además, el TLC incrementará el flujo de inversiones norteamericanas, que este año pasan de 2.600 millones de dólares.

En el campo diplomático tendremos un mayor acercamiento con Washington, lo cual molestará a Hugo Chávez, que siempre busca intervenir en los asuntos de la Comunidad Andina a través de Evo Morales. El Perú contará ahora con una mejor carta de presentación para negociar acuerdos de libre comercio con Canadá, Chile y ojalá que también con la Unión Europea, con o sin la Comunidad Andina.

En lo político, el TLC suscrito con los Estados Unidos ayudará a consolidar el modelo económico que sigue siendo duramente criticado desde la oposición, liderada por Ollanta Humala. Será una vía para avanzar en el desarrollo económico como lo han hecho México y Chile, en beneficio de todos los peruanos.

En el campo ideológico se revelará el mayor logro. El TLC con los Estados Unidos empujará al Perú a alejarnos de las políticas económicas populistas, proteccionistas y estatistas que impulsó, en la década de los setenta, la dictadura del general Juan Velasco, ídolo de Hugo Chávez, y que arruinaron nuestra economía, dañando especialmente a los más pobres. Una prueba palpable de esto es que el propio Alan García, quien durante la reciente campaña electoral se mostró en contra del TLC, es hoy un notorio defensor del mismo. Esperamos que este hecho significativo influya en su viejo partido, el APRA, que aún añora un socialismo del pasado.

Ojalá que los beneficios del TLC ayuden a entender a la gente que la libertad económica es fundamental para el desarrollo de los pueblos. Y también confiamos que se aprenda otra lección: que la libertad económica debe ser inseparable de la libertad política para lograr el éxito dentro de un sistema democrático.

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