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Andalucía

Pedro de Tena

El brote infeccioso de "pedrosis" se extiende en el PSOE andaluz

'Pedrosis': infección paulatina, resistente y constante de Pedro Sánchez en el cuadro de mandos del PSOE andaluz.

'Pedrosis': infección paulatina, resistente y constante de Pedro Sánchez en el cuadro de mandos del PSOE andaluz.
Sánchez y Díaz, en un mitin | EFE

Susana Díaz ha deteriorado su imagen de lideresa del PSOE andaluz por propia iniciativa. Su gran oportunidad de acceder al mando único desde la fortaleza de Ferraz fue reventada por sus dudas y vacilaciones ante un Pedro Sánchez que demostró ser inasequible al desaliento a pesar de haber sido defenestrado de la Secretaría General en aquel aquelarre político del año 2016.

Tras aquella victoria, demostradamente pírrica, todo fueron lamentos. Primero, perdió las primarias del partido frente al mismo Pedro Sánchez y para colmo, pasará a la historia como la primera líder socialista andaluza en perder unas elecciones autonómicas en 2018. Obviamente, su manejo de las decisiones y su percepción de la realidad dejan mucho que desear. Y eso, naturalmente, deteriora y demuele.

El poder de Susana Díaz en Andalucía descansa, muy por encima de otras consideraciones, en las federaciones provinciales de Huelva y Sevilla. Ciertamente, el PSOE de Jaén, la segunda federación provincial en poder y personal, la apoyó en la crisis con Pedro Sánchez, pero en él juega con fuerza la herencia de Gaspar Zarrías y puede un socio de ocasión, como ya se ha demostrado en sus acuerdos en las candidaturas al Congreso y Senado con el sanedrín de Pedro Sánchez.

Pero hay dos elementos novedosos que indican que la pedrosis, esto es, la infección paulatina, resistente y constante de Pedro Sánchez en el cuadro de mandos del PSOE andaluz, puede dar un salto cualitativo en los próximos meses.

El Mundo señaló este jueves el distanciamiento del alcalde de Sevilla, Juan Espadas, de su antigua amiga Susana Díaz. No es baladí la cuestión puesto que Sevilla es la joya de la corona socialista, una provincia en la que el PP nunca ha logrado ganar unas elecciones y cuenta con la capital de Andalucía.

El alcalde de Sevilla se ha visto amenazado por el brote de listeriosis, un asunto manejado de manera tosca por el actual PSOE andaluz, que apoya una Comisión de Investigación en el Parlamento de Andalucía para dañar al gobierno de Juan Manuel Moreno sin tener en cuenta que las competencias de inspección sanitaria las tenía el Ayuntamiento sevillano, por lo que una Comisión de Investigación sería igualmente precisa en el consistorio.

Por eso, aunque pocos repararon en ello, fue el alcalde de Sevilla el que, en su defensa ante las acusaciones sobrevenidas, apuntó directamente a la etapa de gobierno de Susana Díaz para indicar que la licencia de la empresa Magrudis fue responsabilidad de la Junta en aquel tiempo.

Ahora, Juan Espadas ha destituido a María Encarnación Aguilar Silva, militante del PSOE de Triana, ojo, y que fue incrustada en la lista municipal del PSOE por la propia Susana Díaz y/o su listera Verónica Pérez. Espada la hizo concejal delegada de Bienestar Social y esta semana le ha retirado las competencias transmutándola en mera concejal "de Triana".

Puede ser la respuesta de Espada a las imposiciones de Susana Díaz. La última, la designación de Sonia Gaya, de la mesa camilla de Díaz, que era diputada autonómica y fue trasplantada al Ayuntamiento sevillano sin que Espada pudiese opinar. Si Espada, que fue consejero de la Junta y debe tener aspiraciones ascendentes, se dejará querer o no por los susurros de Ferraz y de su hombre en Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, ya se verá. Pero es un frente abierto justo en una provincia capital.

El otro frente abierto es Huelva, donde el todopoderoso local era y es Mario Jiménez, exportavoz parlamentario de Susana Díaz que ha sido maltratado públicamente con una exclusión que ha sentado muy mal en la provincia, precisamente porque la familia Jiménez pasa por momentos delicados.

Jiménez ha colocado a muchos miembros de su familia en los resortes esenciales del poder socialista e institucional en Huelva. Su cuñado, Ignacio Caraballo, y su hermana Maite controlan prácticamente toda la Diputación de Huelva, ente que es esencial en una provincia de pequeños pueblos rurales y serranos.

Susana Díaz puede considerar que ya ha hecho demasiados favores a la familia Jiménez. De hecho no ha exigido la dimisión de Ignacio Caraballo, que está imputado por diversos delitos en el ya famoso caso de supuesto soborno de dos concejales de Podemos en la localidad de Aljaraque con el fin de asegurar la alcaldía para el PSOE en 2016.

Desde que la Audiencia de Huelva ordenó que siguiese adelante la causa judicial el pasado mes de junio, se sabe que a corto plazo tendrá lugar el juicio oral y que, por razones de código érico socialista, Caraballo tendrá que dimitir. Pero sigue sin hacerlo con el consentimiento de Susana Díaz que, sin embargo, con el desaire a Mario Jiménez parece haber dejado claro que no va a seguir apoyando a la familia.

Si la familia Jiménez quiere seguir superviviendo en la estructura del poder socialista en Andalucía, tendrá que llamar a otra puerta y no hay otra que la de Pedro Sánchez y su aparato de Ferraz.

Dado que el poder susanista en las demás provincias, Córdoba, Granada, Almería y Málaga, es sensiblemente menor y que sus cúpulas están más expectantes ante las ofertas del sanchismo, el futuro ya no es el que era para la trianera y la debilidad del equipo de la rodea en estos momentos da una idea de que la infección de pedrosis es notable y se extiende.

Si a ello le añadimos el detalle de que el gobierno andaluz de PP, Cs y Vox se ha apuntalado gracias a la aprobación de los presupuestos de 2019 y 2020 y que, más que probablemente, logrará llegar vivo, salvo cataclismo, a las próximas elecciones de 2022, Susana Diaz, a menos que haya un revés electoral para Pedro Sánchez en noviembre, si es que finalmente hay elecciones, tiene los síntomas de una "pedrosis" aguda que puede ser fatal para sus ya limitadas aspiraciones.

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