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Pedro de Tena

El PP se la juega en Andalucía

Los andaluces que queremos el cambio porque la Andalucía del régimen sindical-sindicalista se derrumba, estamos con escasas opciones.

Sin obtener grandes resultados electorales en Cataluña, donde está por los suelos, y en Andalucía, donde se sitúa bien lejos del nivel conseguido por Javier Arenas en las pasadas elecciones de 2012, el PP, cayendo poco a poco junto al PSOE, no tendrá opciones de volver a gobernar con mayoría absoluta en muchos años. La ha tenido y no se ha notado gran cosa, lo cual es de preocupar seriamente. La deducción que mucha gente hace es que para qué la mayoría absoluta si no se aplica el programa ganador y concluye que es la última vez que votará al PP. Pero lo que puede ser lógico en Cataluña, donde el PP perdió el Norte hace mucho tiempo o en el País Vasco, donde ha incubado incluso una rebelión interna que veremos donde llega, en Andalucía el problema es bien grave. Además de la disgregación-aniquilación del voto popular por diferentes vías, desde la subida de impuestos al trato a las víctimas del terrorismo pasando por el aborto y la corrupción del Gürtel, a ello se une una acefalia aguda y agudizada por el cansino Mariano Rajoy que sigue sin entender que sin el Sur el PP, un PP estable y dispuesto a ganar por mayorías amplias, es imposible.

Los andaluces que queremos el cambio porque la Andalucía del régimen sindical-sindicalista se derrumba poco a poco a pesar del maquillaje de Susana Díaz, estamos con escasas opciones. Hasta ahora, la opción más clara y directa fue el voto al PP, a cuyo frente había un candidato con densidad política y un buen conocimiento de las cosas de Andalucía y de España. Pero Arenas murió políticamente en 2012, de muerte súbita, dejando un vacío que, aún hoy, se siente en el espacio político del único partido que podría ser capaz de redimir a Andalucía de su dependencia política, sentimental e ideológica de un régimen que, además de corrupto y telarañoso, ha sido inútil e ineficaz. Sin embargo, en una extraña componenda histórica, mientras el PSOE andaluz pierde el fuelle originario, Izquierda Unida sube como un corcho hasta el punto que lo único que puede cambiar es la proporción de comunismo autoritario y rural que inunda el régimen que agoniza.

Creo que la alternativa correcta es la siguiente: o el PP cambia radicalmente su comportamiento en Andalucía, eligiendo ya mismo un liderazgo creíble, honesto y pragmático o el futuro le pasará una factura decisiva. O el PP enarbola un programa de gobierno regeneracionista por lo liberal, por lo claro, por lo concreto y por lo ejemplar, en el futuro inminente lo descartará como fuerza política clave. O el PP emite señales propias de comunicación que lleguen al fondo y al hondo de Andalucía en un combate abierto contra las ideas, los prejuicios, las mentiras y las estupideces del régimen, o el PP andaluz no llegará ni a la vuelta de la esquina. Y eso que tiene suerte. UPyD no logra contar con personalidades acordes con el momento histórico andaluz. Ciudadanos persiste identificado sobre todo con Cataluña. El nuevo partido que nacerá en 2014, de la mano de Santiago Abascal, no le hará daño de momento.

Lo grave es que el PP andaluz, el de hoy, tiene que ganar las elecciones europeas porque si no lo hace y vence Susana Díaz, morirá de infarto político. Quedan sólo unos meses y en estos meses se juega el ser o la nada de uno de los grupos humanos mas desaprovechados de la historia política de España, pisoteados por treinta años de un régimen humillante y sometidos, en unos y otros momentos, a los supuestos intereses de Estado administrados por la cúpula del PP nacional. O el PP andaluz tiene vocación de ser y lo manifiesta, como lo han hecho en lenguaje propio y diferenciado el PP de Madrid, el extremeño o el gallego, por poner sólo tres ejemplos o no tendrá más opción que el cuarteamiento y la escisión. Como en el resto de España. Al tiempo.

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