Voy conociendo poco a poco la población de El Castillo de las Guardas (Sevilla), uno de los 500 pueblos de la Andalucía profunda donde la renta media real está por debajo de la propia media andaluza y a años luz de la media nacional. 1.600 habitantes, decreciendo, pero sólo 473 declaraciones a Hacienda de 1.000 euros de media. De sus vecinos, 940 son adultos; 300 tienen menos de veinte años y 370 son pensionistas. Y 60 inmigrantes, sudamericanos, marroquíes, rusos... Acogidos al subsidio agrario sólo hay 20. En paro registrado se encuentran 182. ¿Y el resto de paisanos en edad de trabajar, que son como mínimo 700? Pues unos 500, entre hombres y mujeres, se turnan cada seis meses en contratos de salario mínimo del Ayuntamiento –Estado, Junta, Diputación, cuyo dinero supone la mitad de toda la renta declarada–, que les permite de ese modo acogerse al desempleo los otros seis meses. ¿Y los 200 que faltan? Economía sumergida (leña, cortezas, arreglo de huertos y jardines, servicio doméstico...) o empleados. Muchos reconocen que en el pueblo no hay futuro, pero nadie se quiere ir a buscar nuevos horizontes: sería desarraigo más disgregación familiar más desgarro de la costumbre de envejecer en lo malo e indigno, pero conocido.
De sus 25.800 hectáreas de extensión, sólo se cultivan 240, ni siquiera el uno por ciento. De ellas, sólo el 5% son de regadío. Hay 91 establecimientos, sobre todo comercios, bares y talleres varios. Sólo 3 tienen más de 20 trabajadores. Con fama, La Reserva, a unos kilómetros. Es un centro de exhibición de animales salvajes, con hotel y otras atracciones. Hay un colegio, no hay Instituto, hay un centro de educación de adultos, hay un consultorio médico, un solo cajero automático de la antigua Cajasol y hay 119 líneas de ADSL, creciendo. Apenas se puede construir o emprender, porque la Junta lo prohíbe casi todo, razones medioambientales aduce, como reconoce el propio PSOE local en el gobierno. Los mayores de 40 años, sin preparación cultural ni profesional, son en su mayoría peones. O sea, poco futuro, sobre todo para la infancia y la juventud.
Esto es, más o menos, lo que había en 1982, salvo que entonces muchos se habían ido a la emigración y otros malvivían en el pueblo. Desde entonces, el "cielo protector" del dinero público permitió este modelo de vida que, naturalmente, ha mejorado la vida cotidiana (piscina, calles, plazas, flores, asociaciones subvencionadas, fiestas, etc.) en una apariencia de prosperidad que no es más que dependencia hacia el poder político y la ausencia de horizonte de autonomía económica. Este es el fundamento del poder del régimen de la izquierda en la Andalucía profunda y el inmenso pecado del PSOE andaluz que, por preservar el poder, no ha intentado siquiera esbozar un modelo de desarrollo sin dependencia política.
Y ahora, el examen. Ya saben que hay gente listísima que dice toda clase de cosas sobre Andalucía. Pero, ¿qué haría usted si tuviera en sus manos el gobierno de las cosas que influyen sobre esta situación?
a) Eliminaría el dinero público aunque ello forzara una emigración masiva, una destrucción de los vínculos familiares o una pobreza extrema temporal porque ello, en unos años, se cree, se supone que con fundamento, solventaría el problema mediante la actividad privada.
b) Aumentaría la aportación de dinero público porque es la única manera de que pueblos como este salgan del atraso aunque corregiría su uso y el empleo que se le da, centrando más su destino en la formación y la promoción de empresas.
c) Buscaría alguna solución intermedia, poniendo topes temporales a la llegada de dinero público, pero haciendo posible proyectos y formación que permitieran salir del hoyo.
d) Si tiene alguna otra, expóngala brevemente.
NOTA: Imprescindible ponerse en el lugar de los vecinos para que el examen sea admitido.