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Pedro de Tena

Griñán, en su propia trampa

Cabe la posibilidad de que las elecciones andaluzas de marzo, tras un batacazo del PSOE en las generales, conduzcan a su propio batacazo con una fuerte abstención de los propios y un entusiasmado voto del PP.

Cada persona tiene su pecado capital característico. El de José Antonio Griñán es la soberbia. Chaves tenía como pecado la pereza. Pero su pereza ganaba elecciones porque el PSOE andaluz, succionando en las creencias populares inyectadas en la transición y alimentando mentiras, complejos y telas de araña, conseguía ganar una y otra vez casi sin hacer nada e, incluso, prometiéndolo todo y no cumpliendo nada. 

Griñán ha querido pasar a la historia y seguramente lo conseguirá aunque no como él quisiera. Ahora, está prisionero en su propia trampa: la fecha de las elecciones andaluzas. Aparentemente, defiende que serán en marzo y separadas de las generales. Naturalmente, tanto el PP como IU exigirían la separación de ambas elecciones. Como hacen desde hace años. Pero el PSOE siempre ha decidido la celebración conjunta de ambas elecciones, con raras excepciones, porque les ha interesado fomentar la participación en Andalucía, que se acrecienta en tales casos.

Ahora Griñán jura y perjura que las elecciones andaluzas serán en marzo de 2012. Si fuera verdad, Griñán estaría creyendo que la imagen nacional del PSOE y de su actual candidato Rubalcaba, perjudican sus opciones. Nadie puede creerse en serio que lo haga por amor al pueblo andaluz y a su autonomía. Tal vez tenga en mente una imagen de sí mismo como "Capitán Andalucía" encabezando los restos del socialismo patrio tras un descalabro electoral de Rubalcaba. Y tal vez crea que de su persona emanan efluvios místicos capaces de detener la hecatombe del Sur, con ayuda, claro de IU, que sería el fin del PSOE de Suresnes y la apertura de un proceso de refundación ideológica y ética. Dios me oiga.

Pero, claro, cabe la posibilidad de que las elecciones andaluzas de marzo, tras un batacazo del PSOE en las generales, conduzcan a su propio batacazo con una fuerte abstención de los propios y un entusiasmado voto del PP dispuesto a teñir de azul toda la piel de toro tras el fiasco de este septenio negro de Zapatero. Los expertos creen que es lo más probable ¿Y entonces? Pues que Griñán puede estar distrayendo la atención con una fecha de mentira y luego decidir, en verano, que las elecciones serán conjuntas en noviembre para aliviar los gastos en plena crisis y otros argumentos parecidos. Será su fin, porque no podría evitar la acusación de haber mentido a los andaluces y de haber entregado Andalucía a Rubalcaba. Dicho de otro modo, está achicharrándose en su propia trampa, con soberbia y todo.


 

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