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Pedro de Tena

Las vergüenzas de Griñán

Es increible que un consejero o ex presidente digan que no hacían caso o ni leían los informes de la Intervención General de la Junta.

José Antonio Griñán debió haberse ido de la política hace veinte años o más, muy especialmente cuando se descubrió que en la partida de las pensiones de los ciudadanos asalariados y autónomos españoles había un agujero de 500.000 millones de pesetas, agujero del que ni siquiera informó a su sucesor en el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Javier Arenas. El nuevo ministro desde mayo de 1996 se enteró meses después, por el testimonio del entonces responsable de la Tesorería General de la Seguridad Social, Francisco Francés, de que no se podía pagar la paga extraordinaria de los pensionistas debido al agujero localizado en la gestión de Griñán al frente del Ministerio. No se sabe aún si fue un plan deliberado o no, aunque quedan testigos que lo podrían aclarar.

Ahora, con veinte años de retraso, debe irse además, urgentemente, por las siguientes razones, que no son exhaustivas:
Es increible que un consejero o ex presidente digan que no hacían caso o ni leían los informes de la Intervención General de la Junta.
Es vergonzoso que se haya agarrado al clavo ardiendo con el que se crucificó su ex consejera Martínez Aguayo que dijo que tales advertencias las metió en el cajón y no se las dio a su jefe. De ser cierto, tendría que ser motivo de expediente disciplinario.

Es milagroso que sin haberlas leído ni haberlas recibido Griñán supiera que su contenido no era relevante ni eran informes de actuación, algo que sólo puede saberse después de haberse leído.

Es lo siguiente que diga que tales informes, al menos los mollares, irian a parar a la consejería de Empleo, que estaba a cargo de José Antonio Viera, que declaró ayer, pero no a la suya, Economía y Hacienda que era la que diseñaba los presupuestos. 

Es cansino que reitere la declaración del ex consejero Viera aludiendo a la responsabilidad de funcionarios y subordinados, no a la suya propia.

Es ilógico que pretenda hacer creer que era la Consejería de Empleo la que lo decidía todo y que el gobierno de la JUnta no se enteraba de nada, siendo como fueron más de 700 los millones implicados.

Es penoso que vuelva a acusar al Interventor General de la Junta de entonces de no haber emitido un informe de actuación de cumplkimiento forzoso sobre las irrergularidades cuando legalmente no podía hacerlo por haber sido apartado del control de los fondos.
Es sorprendente que diga que el modo de usar las transferencias de financiación fue legal cuando sabe perfectamente que tales transferencias sólo deben ser utilizadas para equilibrar cuentas de los ejercicios anteriores, no para amparaar subvenciones arbitrarias.
Es irracional que diga que no conocía la gestión de los fondos de la Consejería de Empleo cuando tuvo que hacer frente, siete veces, al agujero creado por el fondo de reptiles en la partida 31 L.
Es bochornoso que diga que algunos de los controles ha debido fallar cuando precisamente, el sistema adoptado se puso en marcha para eludir los controles habituales de la Administracion y su Intervención.

Es lamentable que un ex presidente y ex ministro diga que dimitió de la Junta para no perjudicar al PSOE andaluz y a su gobierno andaluz, pero se haya mantenido como senador con desdoro y perjuicio para las Cortes, para el PSOE que ha presidido y para la política.
Es escandaloso que, tras haberse perdido centenas de millones de euros en el caso ERE y debido, en parte, a su gestión, Griñán siga en la política ocupando un escaño, independientemente del final judicial del caso.

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