Cuando éramos adolescentes y estudiábamos –oh, blasfemia– lenguas muertas como el latín y el griego, había dominadores de los clásicos que nos transmitían aquel famoso juego de palabras: Mater tua mala burra est para provocar nuestra indignación ante lo que parecía un insulto. Pero no, no lo era. Nuestra sublevación tumultuosa evidenciaba nuestra ignorancia de la lengua de Virgilio. No, nuestra madre no era una mala burra, sino que comía manzanas rojas. Otros traducían como manzanas podridas al hilo de la versión recordada por Amando de Miguel en estas mismas páginas (Mater tua mala putra est).
Ayer, Pedro Sánchez se refirió a alguien podrido, y cómo no, resultó ser Mariano Rajoy. Independiente del grado de putrefacción del susodicho y del Partido Popular, la pregunta es por qué Pedro Sánchez insiste en un Rajoy manzana podrida cuando en su partido tiene un cesto lleno y todo el mundo, salvo los fanáticos crecientes, lo percibe.
Viendo el debate de ayer, lo comprendí. Pedro Sánchez, cuando clama contra la manzana podrida de Rajoy, está tratando de identificarse como el paladín anticorrupción de una España gobernada por él. ¿Por qué? Porque señalando a Rajoy con el dedo espera que los tontos, que como decía santo Tomás son legión, miren al dedo acusador, esto es, al sentimiento anticorrupción que ya se generaliza en la sociedad española. Y en este sentimiento, hasta los tontos se dan cuenta de que el PSOE andaluz es un foco de corrupción sin precedente en la reciente historia de España, desde el caso Juan Guerra hasta el caso del fraude de los cursos de formación, que ya son treinta años de corruptelas interrumpidas en una espesa tela de araña. Oh, sutileza de un genio que sabe que cada vez que habla del Rajoy podrido hay millones que piensan en el podrido PSOE andaluz, fuera y dentro del propio partido produciendo una transferencia sentimental hostil desde Rajoy a Susana.
En resumen, que Susana Díaz mala putra est. Son ella, la "esperanza de Triana" y Rajoy, que se empeña en seguir ganando elecciones a pesar de todo, los que impiden la regeneración del socialismo que representa él. Dicho de otra manera, de no tener la rémora de un PSOE andaluz que gana en Andalucía, pero hace perder al PSOE en el resto de España y de no tener enfrente a un tipo podrido, pero con unos votantes que no se lo tienen en cuenta, como Rajoy, Pedro Sánchez sería el campeón. Ole.
Dos interpretaciones. Una, que sinceramente se lo cree. Otra, que sólo es un bajonazo más. Si se lo creyera, Pedro Sánchez podría haber dicho ayer: "Perdona, bonita, pero alguna autocrítica hay que hacer sobre la corrupción en Andalucía, ¿no?". No, no lo hizo. Nadie del PSOE lo ha hecho nunca. Procuró, como siempre y, ahora lo comprendo, dejarlo entrever maliciosamente, pero fuese y no hubo nada. Ergo, no hay más que lo que siempre hay en los puestos de mando del PSOE, en el andaluz y en los demás, mala putra dispuestas a todo para conseguir el poder. ¿Para qué? Ah, si no se sabe siquiera lo que es una nación.