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Pedro de Tena

Semana de pasión anticipada en Andalucía: dos clanes socialistas y un destino 'popular'

Los clanes son el Toscano y el de Alcalá. Ambos suben la temperatura política socialista por dar cobijo al chupinazo de las primarias del PSOE.

Los clanes son el clan Toscano y el clan de Alcalá. Ambos suben la temperatura política socialista de esta semana por dar cobijo sus ciudades de referencia, Dos Hermanas (Sevilla) y Alcalá de los Gazules (Cádiz), a dos actos considerados el chupinazo de este encierro alocado en que se están convirtiendo las primarias en el PSOE.

El destino se centra en la figura de Juanma Moreno, el actual presidente del PP andaluz, que observa con pavor cómo, tras tantos sinsabores electorales y políticos y tras tantos bajonazos, muchos de ellos propinados por él mismo a sus críticos y detractores, sólo le queda una meta: como máximo, ser como Javier Arenas y perder ganando de forma insuficiente. ¿Gobernar? Nunca jamás, salvo que Juan Marín se someta a una operación de cambio de cacumen.

Mientras tanto, Podemos se pelea consigo mismo oscureciendo y cuarteando a Teresa Rodríguez, y Ciudadanos se aburre consigo mismo de la mano del cada día más oscuro Marín, el sostén, mejor dicho, porque suena feo, el aliado esencial de Susana Díaz en la Junta con la boca cerrada para que no entren moscas ni avispas ni sapos ni culebras.

Pedro Sánchez, tras una extraña borrachera pesimista que le ha mantenido de turista o de ausente durante demasiado tiempo –tanto que Patxi López le ha comido la mitad de la oreja o uno de sus dos Noes–, se apresta ahora a bajar a Dos Hermanas, la ciudad de los Toscano, un poderoso clan político sevillano que tiene sus raíces en la transición política y que ha abarcado grandes zonas de influencia desde la presidencia de la Federación Andaluza de Municipios y Provincias.

Susana Díaz, que lleva camino de "sansona" de la política socialista, desafía a propios y extraños yendo al corazón mismo del clan de Alcalá, un clan que la odia por haber desmontado, de acuerdo con José Antonio Griñán, todo el poder que acumuló haciendo y deshaciendo en Andalucía, y en parte en España, durante décadas. Una vez, cuando le preguntaron a Chaves sobre quién mandaba en el PSOE andaluz, lo confirmó. Aquí los que mandan son los de Alcalá, dijo sin equivocarse, que son los que organizaron la empresa socialista del Sur.

Juanma Moreno, que se ha embriagado de encuestas recientes, acaba de exhibir su electrónico ON –que contrapone al OUT susanista en hallazgo intelectual notable–, en Granada en una convención que le chafó su malherido Pepe Torres, exalcalde de Granada investigado en el caso Nazarí, que un día antes se coló en una televisión nacional para acusar al PP de haberlo apuñalado. Pero es que el PP andaluz está demasiado poblado de heridos de guerra, desde Juan Ignacio Zoido, ahora con mando policial, a José Luis Sanz, alcalde de Tomares y ex presidenciable, que guarda un viscoso silencio. Pero aquí nadie pone en riesgo la empresa, que eso es el PP andaluz. Porque, ¿dónde iban a trabajar muchos y muchas si no?

¿Son diferentes los clanes de Dos Hermanas y Alcalá de los Gazules? No. De hecho, podría decirse sin margen de error que Quico Toscano, jefe del clan de Dos Hermanas, es miembro honorario del clan de Alcalá por cuya comarca compadrea. Pero, es más, es que sus métodos políticos, sus clientelismos, su interpretación del socialismo, el público y el privado u orgánico, son los mismos. Apaños, enjuagues internos, equilibrios, zurcidos, mandar con suciedad y marrullería, pero sin matar. De ahí parece que aprendió Rubalcaba, al que apoyan ambos clanes.

Susana Díaz no es así. La trianera es una cortacabezas. Lo ha demostrado numerosas veces en la historia de su partido cuando ha tenido la oportunidad. De hecho, hay quien las ha contado. En 32 ocasiones, y en diferentes agrupaciones desde Triana a Ronda, pasando por Málaga, ha utilizado el mismo procedimiento que utilizó con Pedro Sánchez, hacer caer a ejecutivas por medios anómalos. Sólo pacta cuando no puede sajar. Véase la Jaén de Zarrías y su mandado. Ella no es rubalcabista, sino zapaterista. Pero no es boba solemne, es más organizada y menos vaina.

De los dos actos de esta semana, el de Dos Hermanas, con Pedro Sánchez como estrella reencendida, pero con autobuses foráneos de apoyo, el de Alcalá de los Gazules es el más interesante con diferencia es el de Alcalá. Porque asisten Rubalcaba y Elena Valenciano, lo que muchos interpretan erróneamente como apoyo expreso a Susana Díaz. Pero, sobre todo, porque Susana Díaz va al corazón de su oposición gaditana y andaluza, al cogollo del clan que apoyó sin fisuras a Manuel Chaves y que fue decapitado, Luis Pizarro, el ex vice todo, lo sabe, por orden de Griñán y espada de Susana.

Es un acto arriesgado, como lo fue el de Castilla y León. Cualquier incidente, cualquier mal gesto, cualquier exabrupto de algún díscolo puede dar pie a portadas escandalosas con grave daño para la imagen de Susana. Es la única que arriesga porque Rubalcaba pondrá al PSOE por encima de todo y ya está, pero ella, en territorio comanche, muy bien debe haber atado el contenido del acto y sus circunstancias. Habrá que estar atento. A lo mejor allí mismo se saca el as de la candidatura de la manga y fuerza al Tigelino madrileño a retratarse.

Por fuera y sin solución a la vista, Juanma Moreno, un candidato político menos conocido que Teresa Rodríguez después de cuatro años presidiendo el que es el mayor partido de Andalucía en número de afiliados y el líder peor valorado de todos, sólo tiene el horizonte Arenas –no gobernar nunca manque se gane– delante del camino, lo cual es patético. La última encuesta EGOPA, que no ha beneficiado nada a Susana Díaz, tampoco pone a tiro de Moreno una victoria electoral en Andalucía. Todavía está muy lejos del techo de Arenas y si algún día logra ganar en Andalucía, no podrá gobernar salvo metamorfosis de Ciudadanos.

Out del espectáculo de esta semana, el Podemos de Teresa se adentra en el totalitarismo organizativo y los rencores internos y el Ciudadanos de Marín pierde toda esperanza de reforma y renovación. Ninguno de ellos crece en las encuestas. Al contrario, bajan.

Así que, en esta semana anticipada de pasión que no será santa, en todo caso farsanta, el PSOE ofrece un espectáculo de primera, con clanes, ciudades y primeros espadas en el circo político con leones, hienas, gusanos y lirones. El PP, por su parte, digiere la amarga constancia de que su ON propagandístico no conduce al puerto deseado, si bien, todo sea dicho, el PP andaluz siempre ha vivido estupendamente en la oposición, única posición que ha conocido.

Y Andalucía, de las últimas en empleo, educación y sanidad y la primera en impuestos. Olé.

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