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Pedro de Tena

Tres sentencias sin piedad

La justicia en España está muriendo, pero no de muerte natural.

Esta semana hemos asistido, ya sin asombro porque no nos queda, a tres sentencias judiciales que le dan la razón a Eva, la madre de Marta del Castillo, cuando sentenció: "La justicia no es que esté ciega o sorda, es que está muerta". Las tres perlas negras de esta justicia que soportamos en España se unen a otras muchas decisiones escandalosas e incomprensibles para el sentido común y lo sentido en común por los españoles, pero su proximidad y cercanía me invitan a recordarlas. La primera, la del Tribunal Supremo sobre el caso Marta. La segunda, la del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía sobre los asaltos sindicales personalizados en Juan Manuel Sánchez Gordillo. La tercera, la absolución de los musulmanes que invadieron la mezquita de Córdoba con graves desórdenes. 

Marta no descansará en paz. Que el Tribunal Supremo haya considerado que la sala de lo penal de la Audiencia de Sevilla incurrió en "apartamiento de la realidad probatoria" nada menos que en la fijación de la hora en que se cometió el asesinato y sus circunstancias y que no haya decidido la celebración de un nuevo juicio es inexplicable. La familia lo denunció. La sala de Sevilla había incurrido en contradicciones y errores evidentes y había desestimado testimonios sin justificación alguna. Se han celebrado dos juicios por haber segregado el del menor conocido como el Cuco y ambos arrojan diferentes visiones y resultados. Ahora, el Supremo desautoriza a la Audiencia de Sevilla y, a su vez, comete errores de bulto en la fijación de la hora del crimen. Pero no se da satisfacción a la familia que exigía un nuevo juicio. Ya nos queda menos para llegar a la conclusión de que Marta murió sola y que nadie la mató. 

La segunda de las sentencias, la que absuelve a Juan Manuel Sánchez Gordillo, pasará a los anales. Sabíamos que en este país lo que no gusta es la libertad de las personas para decidir su vida. Pero ahora resulta que premiamos a quienes imponen, dictan, asaltan y obligan a los demás. Todo el mundo ha visto y oído lo que hizo Gordillo y lo que hicieron sus seguidores. Era la manifestación más clara del piquetismo sindical sin escrúpulos, que llegó a cerrar empresas, centros públicos y tiendas mediante amenazas y coacciones a todo el mundo, además de llevarse productos sin pagar. Pero el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía lo considera como mucho una mera falta y dentro del ámbito del derecho de huelga. Esto es, el que amenaza, gana. A la libertad de las personas de ir o no ir a una huelga, de cerrar o no su comercio, de apoyar o no una causa, que la defienda Rita la Cantaora, porque determinados jueces no lo harán. 

La tercera de ellas se refiere al grupo de musulmanes que irrumpió en la mezquita-catedral de Córdoba en 2010 y protagonizó desórdenes públicos, con gran alarma social. El Ministerio Fiscal solicitó dos años de cárcel para seis de los ocho turistas, de religión islámica, implicados en los incidentes, mientras que para los otros dos solicitó dos años y medio y un año y tres meses, respectivamente. Los acusados, que pertenecían a un grupo de unos 110 turistas austríacos, agredieron a vigilantes de seguridad –a uno incluso lo hirieron con una navaja– y a un agente de la Policía Nacional, que les advirtieron de que el rito islámico estaba prohibido. Según Webislam, el acusado de la cuchillada reconoció que tenía una navaja, pero dijo que no la utilizó, y otro procesado, que supuestamente agredió con una muleta a un policía, sostuvo que no había hecho tal cosa. El Obispado señaló la "organización" de los intrusos. Pues nada. Todos ellos han sido absueltos por el juzgado 5 de lo Penal de Córdoba. 

Pues sí, parece que la justicia en España está muriendo, pero no de muerte natural. 

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