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Pedro de Tena

"Y de mi indulto, ¿qué, Iceta?"

"Tiene guasa que Iceta anuncie hoy su petición de indulto para una pandilla que se ha querido cargar la democracia, el Estado de Derecho y la unidad nacional y no la anuncie para nosotros".

Esta podría haber sido ayer la declaración pública y formal de cualquiera de los 22 acusados del caso de la trama política de los ERE. Tal vez habría sido Manuel Chaves, por edad, el comisionado por el banquillo para formular tal pregunta a su correligionario Miguel Iceta. El día era señalado: primera sesión de un juicio donde pueden resultar condenados a diferentes penas de cárcel e inhabilitación por los presuntos delitos de prevaricación y malversación de caudales públicos. Pero no. Iceta, la luminaria de L'Eixample, barrio barcelonés en el que ganan los separatistas, anunció ayer que pedirá un indulto, sí, pero para los golpistas de Cataluña, para Puigdemont, Junqueras y el resto de los cabecillas de los "junts pel sí".

A lo mejor es lo que cuchicheaba ayer Chaves a su enemigo íntimo José Antonio Griñán en la primera fila de los procesados en la Audiencia de Sevilla. "Hombre, José Antonio (lo de Pepe ya pasó), tiene guasa que Iceta anuncie hoy su petición de indulto para una pandilla que se ha querido cargar la democracia, el Estado de Derecho y la unidad nacional y no la anuncie para nosotros". Griñán, otra lumbrera, pero de los agustinos de Madrid, respondería: "Manolo, Miquel es el paradigma de la sagacidad. Ha puesto sobre la mesa electoral el indulto de los separatistas justo ayer para desviar la atención de los focos nacionales sobre nosotros." Ah, ya, murmuraría el caballa Manuel. Listo, sí, el tío. Agudo, astuto, fino.

Pero Chaves, que siempre ha lucido el don de la desconfianza, seguiría farfullando: "Pero, José Antonio, puede parecer que entre nosotros y los separatistas Iceta les prefiere a ellos. Vale que hayamos hecho cosas malas, que ya se verá, pero nunca hemos ido contra la unidad de España. Los dos somos hijos de militares y conocemos la gravedad de lo ocurrido en Cataluña". Claro, claro, asentiría Griñán explicando hábilmente que "la inteligencia política de Iceta es tal que pidiendo el indulto para los abanderados del ‘procés’ está evidenciando que van a ser condenados". O sea, deduciría Chaves, "que no pide nuestro indulto porque de ese modo destila en la opinión pública que somos inocentes". Joder, amigo, qué delicia de silogismo político. Qué mago este Iceta.

El cauteloso Manolo refunfuñaría por lo bajo: "Sí, sí, pero podría parecer que Iceta hace lo que hace porque, en realidad, cree que los separatistas son inocentes, que sus delitos, si los hubiera, no son tan graves ni dignos de condena. Vamos, Pepe, coño, despierta, que es que son de los suyos y nosotros somos de condición charnega, por lo menos yo, que soy de Ceuta. Si no pide nuestro indulto es porque que sentencia anticipadamente que somos culpables y que no lo merecemos". José Antonio, mesándose la barba, podría responder: "Manolo, está simulando que es de los suyos para ganar sus votos Su fidelidad hacia nosotros es incuestionable. Hay que confiar en la picardía y perfidia política de Miquel".

"Claro, claro", se oiría trastabillar a Chaves, "como en la de tu amiga Susana, esa misma que luego nos mató". Tal vez José Antonio Griñán se removería nerviosamente en su silla. Tela marinera de difícil el acertijo este.

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