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Pedro de Tena

Zapatero ha ganado

La última parte de esta legislatura estará destinada por el inteligente Zapatero, que no es ni ha sido tonto nunca puesto que nadie tonto llega a la presidencia del Gobierno y a la secretaría o presidencia de un partido, a dividir a la derecha.

Yo mismo estoy sorprendido de lo que escribo, pero quiero ser realista. Quizá me he tomado decenas de tintos de verano o litros de la otra "roja", nuestra bendita Cruzcampo que Dios Guarde, en este infierno sevillano. O tal vez me esté lisiando el cerebro un golpe de calor o de cordura. Pero presiento, más que deduzco, que Zapatero ha ganado haciendo bueno lo del epitafio de Iria Flavia –el que resiste gana–, al menos en España. Y gana aun cuando sea perverso, inútil, mentiroso o extraterrestre. Gana porque aguanta el tipo y el que hace eso, lleve o no razón, parece un ser protegido de los dioses. Sí, tal vez sea una pesadilla.

Veamos. ¿Atravesamos la peor crisis económica de la democracia? Sí. Casi 5 millones de parados y subiendo. Miles de empresas cerrando y despidiendo a diario. Las instituciones financieras públicas o semipúblicas, las cajas, bajo mínimos y bajo sospecha. Las comunidades autónomas bajando como ratones por las calificaciones de los ratings. No sigo. Ya lo saben. Tremendo. Bueno, ¿y qué? Tras haber anunciado nada menos que un tijeretazo a los salarios públicos y tras una rebaja encubierta de las pensiones cargándose convenios, pactos de estado y protocolos secretos, ¿qué pasa? Nada. Que la estrategia de enfriamiento se ha impuesto. Hasta la huelga general obligatoria se ha pospuesto hasta finales de septiembre como si fuera una asignatura que hay que aprobar para pasar de curso político. Y en medio de todo, el Mundial de Fútbol ha congelado lo suyo el cabreo general que se ha percibido en las encuestas pero que no ha tenido consecuencias políticas. Ya ha venido el verano y el agua de la piscina o de la playa están aplacando las iras.

Experimentamos una de las más profundas crisis políticas de la democracia. Se han puesto en cuestión desde la letra y el espíritu de la Constitución hasta la estructura misma de los partidos, desde la descentralización estúpida del poder del Estado hasta la crisis financiera de unos ayuntamientos usados sectariamente y no como centros del interés público inmediato y cercano.

Socialmente, la educación está hecha trizas, los sindicatos desprestigiados, el sistema de desempleo amenazado, el de pensiones ni decimos, los antaño idolatrados "gasto sociales" recortados a tijeretazo limpio sin freno ni medida ni control. La Ley de Dependencia no se cumple. Moralmente, es el caos. Los estudiantes quieren ser funcionarios, las niñas de 16 años abortan sin informar a los padres, los profesores no tienen autoridad...

Internacionalmente, España está desprestigiada –el plantón de Berlusconi a Zapatero es el no va más–, sometida a un poder evidente, externo a su gobierno y a su parlamento, capaz de imponer una reforma brutal indeseada para salvar los dineros en juego, que son muchos.

Bueno. ¿Y qué? Ahí está celebrando un Zapatero insensible a las fibras más gruesas de una democracia normal los diez años de su victoria, la otra década ominosa de la historia de España, ni que nadie mueve un dedo. Hay una minoría socialista, muy minoritaria, que dice algo: Leguina, sobre todo. Poco más. Guerra, el lenguaraz, calla porque tiene una Fundación que alimentar. González, intriga, pero el partido es el partido. Prisa amaga, pero luego entrevista. La Sexta idolatra. La Cinco, ama. La Ser, es. La Cuatro hace el trabajo sucio. El PSOE resiste: ni una rajita en la mejilla. Y resiste cuando está teniendo que hacer todo lo que no le gusta.

Y ahora, tomen nota: Cataluña, el País Vasco y ya veremos si Galicia. ¿Ha dicho algo la presidenta del Tribunal Constitucional contra la ilegalidad de lo proferido por Zapatero de que va a hacer lo que hay que hacer para cargarse la sentencia de su Excelentísima? Y va al ojo del huracán y allí aplaude hasta Luis del Olmo. El colmo. Todo estudiado, atado y bien atado. Ahora, en el País Vasco, nuevo romance con la ETA, esta vez para llevarla al altar y dar apariencia de democracia a la rendición. Como dice Zapatero, las anteriores conversaciones "preñaron" a los etarras que ahora van a dar a luz una salida al terrorismo aupados al confederalismo del Estatuto de Cataluña. Luego vendrá Galicia, una vez desarmada Andalucía y condenada a ser segundona, gran faena de Griñán por encargo de Chaves. 

La última parte de esta legislatura estará destinada por el inteligente Zapatero, que no es ni ha sido tonto nunca puesto que nadie tonto llega a la presidencia del Gobierno y a la secretaría o presidencia de un partido, a dividir a la derecha, al centro derecha español. Ya logró importantes resultados en la primera legislatura: divorcio Rajoy-Aznar, marginación de Mayor Oreja y estigmatización de Esperanza Aguirre, y en la primera parte de la segunda, desprestigio de la intelectualidad de la derecha –Losantos, Vidal, La Gaceta-Intereconomía–, neutralización de Rato y autoliquidación de Gallardón. Se trata ahora de dividir el voto de la derecha, al estilo Mitterrand, creando pulsiones que fomenten una extrema derecha en su seno. Y ahí está la negociación con ETA y el Estatut, el maltrato a las víctimas y un gran pacto con el PNV aniquilando a los listísimos del PP de Basagoiti.

Con el enfriamiento del dolor causado por el esguince político y social que sufre España por la cuenta del propio Zapatero, la llegada de esperanzas en forma de datos cada vez más favorables al Gobierno y la estrategia de la división de la derecha, Zapatero ha ganado. 

Y en toda esa pesadilla, ¿dónde está la derecha, su unidad, su mensaje, su emoción, sus valores, su estrategia? El debate de Veo 7 –Moa, Terstch–, del otro día me lo hizo comprender. Esto se divide, incapaces de situar el meollo por encima del propio chollo, la estructura sobre el detalle, la causa común sobre nuestras cosas particulares..., esto se va a dividir y Zapatero ha tendido su astuta trampa. La razón ya no existe.

Como decía Borges, la única solución ante enemigos así es despertarse.

En España

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