Menú
Pedro Fernández Barbadillo

El zapatero Máximo Pradera

Antes, las estupideces y maldades que cometían quedaban limitadas a una provincia; ahora, gracias a Twitter, circulan por toda España.

Incluso en las repúblicas hay aristocracias (si hay suerte) y oligarquías. Francisco Umbral calificó a Juan Luis Cebrián como miembro de la "mejor aristocracia azul", lo que le daba derecho, como a los primogénitos de las familias linajudas en el Antiguo Régimen, a recibir el mayorazgo de direcciones de periódicos. En 1976 cortejó a Fraga para obtener la dirección de El País y ahí sigue, en Prisa, pese a que esta empresa, bajo su mando, supera los 3.000 millones de euros de deuda.

El animador cultural Máximo Pradera Sánchez-Ferlosio desciende de otra aristocracia española del siglo XX, ésta un poco orleanista, ya que nace de la unión de los azules Sánchez Mazas y los rojos (por la boina carlista) Pradera.

El patriarca, Víctor Pradera (1873-1936), es un ejemplo de ascenso social mediante el esfuerzo y la inteligencia. Hijo de un afortunado comerciante navarro, se hizo ingeniero y abogado. Su fe religiosa y la tradición familiar le condujeron al carlismo, donde sustituyó como principal pensador a Juan Vázquez de Mella, y al que aportó una renovación necesaria. Desde 1918 fue diputado varias veces. Su pensamiento se caracteriza por la lucha contra la partitocracia de la época, el separatismo y el centralismo, y a favor de la monarquía tradicional y la justicia social.

En 1923, como gran parte de España, recibió con alegría el pronunciamiento del capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera. Esto escribió al respecto:

¡Gracias a Dios! Va a acabar esta vergüenza. Va a acabar la situación de Barcelona en que cuatro pillos de blusa y otros tanto de levita, explotando vilmente a los obreros, tienen en jaque a un Gobierno. (…) Va a acabar la orgía del déficit producida por la impotencia legislativa de un Parlamento burlesco y por las insensatas ambiciones de los partidos políticos en cuyos senos los hombres más honrados se sientes heridos de parálisis. (…) Van a acabar los gobiernos de alfeñiques que no sabían mandar, pero que aprendieron a temblar y que resolvían los problemas de orden público comprando a los cabecillas de la agitación.

Como vemos, la situación de España se parece a la existente a principios del siglo XX.

Detenido pese a su inmunidad

En la II República, Pradera se enfrentó a José María Gil-Robles y Ángel Herrera por proponer el posibilismo como cauce político para los católicos, que fracasó estrepitosamente. Su programa político lo expresó en el libro El Estado Nuevo, que recogía los artículos que había publicado en Acción Española, revista de la que era suscriptor el general Franco: monarquía, Cortes orgánicas, fueros extendidos a toda España, limitación del Estado, impuestos bajos, propiedad privada aunque sometida al bienestar de todas las clases…

El 13 de julio de 1936, al conocerse el secuestro y asesinato de su amigo y aliado José Calvo Sotelo, Pradera, que se encontraba en San Sebastián con su familia, pudo haber pasado a Francia; pero él se negó: por no aparecer como cobarde y porque una de sus hijas estaba a punto de dar a luz.

El alzamiento fracasó en San Sebastián por la defección del PNV y la vacilación de los oficiales de la guarnición. En la provincia surgieron milicias de todo signo: anarquistas, ugetistas, socialistas, abertzales, comunistas…

Pradera tenía inmunidad por ser miembro del Tribunal de Garantías Constitucionales, pero le sirvió igual que a Calvo Sotelo. El consejero de Orden Público de la Junta de Defensa de Guipúzcoa, Telesforo Monzón (peneuvista que en la transición se pasó a Herri Batasuna), al que Pradera había ridiculizado como maketo según la doctrina de Sabino Arana, le hizo detener y encarcelar en Ondarreta. Poco tiempo después, se le unió en la cárcel su hijo Javier, también detenido por orden del PNV.

Víctor fue pasado por las armas el 6 de septiembre. Sus últimas palabras fueron para incitar a los milicianos a convertirse a Cristo:

la única pena que tengo al morir es no ver a mi España salvada. Muero como Cristo, perdonando, os perdono.

Al día siguiente, corrió la misma suerte su hijo Javier. Una semana después, entraron en San Sebastián las fuerzas liberadoras, entre las que estaba el otro de hijo varón de Víctor, Juan José, que trató de presentar una querella contra el PNV como máximo responsable de los asesinatos de su padre y su hermano.

Javier dejó un hijo, nacido en 1934 y bautizado con su mismo nombre. De él nació Máximo en 1958, según la Wikipedia.

Un duelo dialéctico del que huyeron todos

En 1917, con Víctor Pradera lanzado a la política y a la defensa de una España unida, el PNV invitó a Francesc Cambó a visitar las entonces llamadas Vascongadas. El joven Pradera, explica su biógrafo José Luis Orella, retó en una carta abierta a Cambó a "un duelo dialéctico para refutarle todas sus teorías nacionalistas". En un reconocimiento de la debilidad de sus posiciones intelectuales, Cambó rechazó el duelo. Entonces, un oficial de zapatería, Antonio Etxebarria, se ofreció a lidiar con Pradera y éste lo aceptó con la condición de que Cambó asistiese al debate. El catalanista tampoco quiso ser espectador. Los españolistas vascos se partieron el pecho a carcajadas: el nacionalismo vasco tenía que recurrir a un pobre artesano para defender sus fantasmagorías históricas y culturales.

Varias décadas después, comprobamos que las que los socialistas llaman "generaciones más preparadas de la historia de España" ya están a la altura cultural y a la osadía del zapatero Antonio Etxebarria. La diferencia es que antes las estupideces y maldades que cometían quedaban limitadas a una provincia; ahora, gracias a Twitter, circulan por toda España.

Temas

En España

    0
    comentarios