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Pedro Fernández Barbadillo

Los Castro, patronos de la subversión

Entre los regalos que Barack Obama va a hacer a los Castro se cita la retirada de Cuba de la lista de Estados que fomentan o patrocinan el terrorismo.

Entre los regalos que Barack Obama va a hacer a los Castro se cita la retirada de Cuba de la lista de Estados que fomentan o patrocinan el terrorismo.

Entre los regalos que Barack Obama va a hacer a los Castro se cita la retirada de Cuba de la lista que elabora Washington de Estados que fomentan o patrocinan el terrorismo y de la que forman parte, también, Irán, Siria y Sudán.

Cuba se incluyó en esa lista el 1 de marzo de 1982 y siempre se ha mantenido en ella. No se trata de un acto propagandístico de EEUU, sino basado en pruebas y hechos. En los últimos años Cuba permanecía en esa lista debido a sus lazos con otros países citados en ella, por su oposición a la guerra contra el terrorismo librada por Estados Unidos y por dar cobijo a terroristas (incluidos numerosos etarras, que luego se pagaban el asilo con asesoría a guerrilleros, de las FARC colombianas y del FMLN salvadoreño, y regímenes de izquierdas como el sandinista). En 2010, ya bajo la presidencia de Obama, se incluyó a los cubanos entre el grupo de personas que serían controladas de manera más estricta en los vuelos con origen o destino en EEUU.

Fidel aparece en el 'Bogotazo'

Fidel Castro (nacido en 1926) está asociado a la violencia política y el terrorismo desde su juventud. Que yo sepa, la primera vez que aparece en un acto violento fue en el Bogotazo, una revuelta producida en la capital de Colombia en abril 1948 después del asesinato del político liberal Jorge Eliécer Gaitán y que causó una inestabilidad que duró décadas. El asesino fue asesinado por la turba, de manera que no pudo juzgarse el crimen, si bien se hizo responsable al presidente conservador, Mariano Ospina. Otra consecuencia fue la alteración de la IX Conferencia Panamericana, que tuvo que sacarse de Bogotá.

Castro reconoció que impulsó, a través de la Federación Estudiantil Universitaria de Cuba (él era presidente de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana), la organización de un Congreso Latinoamericano de Estudiantes que coincidiera con la citada conferencia. Castro y otros cubanos se reunieron con los estudiantes colombianos, que en su gran mayoría eran liberales y, en palabras de Castro, se movían en un ambiente "francamente progresista e igualmente antiimperialista", mientras que el PC local "no podía decidir mucho en los acontecimientos".

A Castro se le eligió presidente del congreso de universitarios, pese a celebrarse en Colombia, y se entrevistó con Gaitán dos días antes de su asesinato. ¿Todo son casualidades?

El 1 de enero de 1959 los Castro y sus barbudos consiguieron que el general Batista huyera de Cuba y pudieron instalar su régimen. Con su visión característica, los diplomáticos, académicos y políticos norteamericanos habían apoyado a los guerrilleros.

Antes de que acabase ese mes, Fidel Castro viajó a Venezuela para reunirse con el presidente Rómulo Betancourt (socialdemócrata) para pedirle que le regalase petróleo. Betancourt se negó, pero años más tarde Castro consiguió lo que quería, y antes de Hugo Chávez: gracias a Carlos Andrés Pérez, otro adeco (Acción Democrática) como Betancourt, pero con unos principios más endebles.

Imperialismo armado cubano

Pronto comenzaron los Castro a expandir la revolución por las Américas, sin ningún respeto por las soberanías de los Estados, las vidas ajenas, las buenas relaciones internacionales y otros conceptos burgueses. En ese mismo año 1959 se produjeron los intentos de invasión de Panamá, Nicaragua y República Dominicana (en dos ocasiones) desde territorio cubano.

La crisis político-militar en el Caribe prosiguió con la ruptura de relaciones diplomáticas entre Venezuela y Cuba y entre la República Dominicana y Cuba. Los Gobiernos de Brasil, Chile, Estados Unidos y Perú solicitaron la reunión del Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores de la Organización de Estados Americanos (OEA), que se celebró entre los días 12 y 18 de agosto de 1959 en Santiago de Chile.

Los asistentes acordaron la fundación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que en los años siguientes tuvo gran importancia en la denuncia de las violencias perpetradas por las dictaduras por venir. En la conocida como Declaración de Santiago de Chile se estableció una serie de principios y atributos de los sistemas democráticos de las naciones del continente americano.

Fidel Castro respondió con la Declaración de Santiago de Cuba, de 26 de julio de 1964, en la que afirmaba:

Los países que se inmiscuyen en los asuntos internos de Cuba y promueven la contrarrevolución no tienen ningún derecho a quejarse de que nosotros ayudemos a la revolución de esos países.

Antes de esas palabras, en 1963, Fidel había enviado a su camarada Jorge Masetti a Argentina para levantar una guerrilla. En 1967 Ernesto Che Guevara, partidario de internacionalizar la revolución (estuvo con su uniforme verde oliva en varios países africanos), viajó a Bolivia para matar bolivianos y levantar un Vietnam en los Andes, aunque fue capturado por militares bolivianos y ejecutado.

El veterano guerrillero Manuel Piñeiro (a) Barbarroja, viceministro del Interior entre 1961 y 1974, dirigió los servicios de inteligencia y seguridad cubanos, y una Dirección General de Liberación Nacional que, en realidad, era una forma de imperialismo armado: entrenar, ideologizar y armar a terroristas de extrema izquierda de todo el continente que mirasen a La Habana como los viejos comunistas europeos de entreguerras miraban a Moscú.

En 1975, dentro del Partido Comunista Cubano se instauró el Departamento América, dirigido por Piñeiro, con el mismo objetivo de fomentar las revoluciones y los grupos terroristas en Iberoamérica. Piñeiro no sólo adiestraba y armaba a camaradas socialistas de Iberoamérica, sino que les incitaba a financiarse mediante asaltos a bancos y secuestros. Las embajadas cubanas acogían a miembros de ese Departamento América que en ocasiones se reunían con los terroristas para darles consejos o convocarles a Cuba, tal como cuenta el hijo de Masetti en su libro autobiográfico El furor y el delirio.

Piñeiro falleció en 1998, en el habitual accidente de automóvil que tantas veces ocurre en los regímenes comunistas, y el departamento se disolvió en 2010 por falta de fondos.

La siniestra sombra de los servicios secretos cubanos se encuentra en el suicidio de Salvador Allende, o quizás asesinato, como afirma -entre otros- Jacobo Machover. Y la inteligencia cubana ha montado el dispositivo de seguridad en torno a Hugo Chávez, Nicolás Maduro y Evo Morales.

El comandante lo reconoce y no se arrepiente

Una de las ocasiones en que Fidel Castro reconoció que su régimen había respaldado la subversión en el extranjero fue en un discurso pronunciado en La Habana el 24 de julio de 1993 y dirigido a los participantes en el Foro de Sao Paulo:

Bien saben ustedes que les está hablando alguien que participó en la lucha armada y que apoyó al movimiento revolucionario armado, de lo cual no nos arrepentimos.

En realidad, el fomento del terrorismo por los Castro no se trató de un comportamiento singular. Alemania Oriental acogió y protegió a docenas de terroristas de extrema izquierda, tanto alemanes como de otras nacionalidades; la Argelia del socialista Frente de Liberación Nacional adiestró hasta 1976 a una sesentena de etarras; y Checoslovaquia, según reveló en 1990 Václav Havel, vendió 1.000 kilos del explosivo Semtex a Gadafi. El terrorista venezolano Ilich Ramírez, conocido como Carlos, miembro de la OLP, se movió por todos los países socialistas, como él mismo ha reconocido (El País, 3-1-2010):

Viajé mucho. Pero eso no era nada nuevo para mí. Conocí prácticamente todos los países comunistas.

Carlos fue capturado en Sudán, uno de los países que aparecen en la lista de EEUU de patrocinadores del terrorismo internacional.

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