Rafa Nadal ha empezado 2014 con muy buen pie. Por primera vez ha ganado el torneo de Doha. Lo ganó contra Monfils, un francés que le había derrotado dos veces ya en ese mismo torneo, en 2009 y 2012. Con esta victoria, Nadal se consolida como el número uno mundial.
Ahora le pido al lector que haga un ejercicio mental. Imagínese a Nadal siendo entrevistado antes de la final de Doha. Tiene unos cascos con micrófono puestos en la cabeza y, con su característica mueca, mira a la cámara y dice:
Mi prioridad en esta final va a ser el saque. Para ganar tengo que sacar bien. Luego, está todo lo demás. Pero yo no he venido aquí a especular. Lo que tengo que hacer es sacar bien. Y eso es lo que voy a hacer. Porque es lo que tengo que hacer.
Cuesta imaginarlo, ¿verdad? Es cierto que el saque es fundamental para ganar una final. Pero no es posible ganar un partido de tenis solamente con aces (saques directos). Además, si Nadal se centrase sólo en su saque, limitaría su juego a un solo golpe y esto supondría practicar un antitenis. Nadie puede esperar dominar una disciplina practicando su contrario.
Por otro lado, Nadal nunca diría esas palabras porque señalaría que había abandonado su mentalidad competitiva. Nadal compite contra sus adversarios -atacando sus flaquezas- pero, sobre todo, compite contra sí mismo –no dándose nunca por vencido-. Un Nadal a la defensiva, un Nadal que rechazase pelotear sobre la pista, un Nadal que quisiese ganar sin sudar la camiseta no sería Nadal.
El Comité Ejecutivo del PP marcará este miércoles sus prioridades políticas para las elecciones europeas de mayo. El presidente Rajoy sin duda insistirá en las buenas noticias económicas conocidas a primeros de año. Hará bien en hacerlo. La cuestión es si sólo debería hablar de economía. Siendo importante, la economía –como los saques en el tenis–, no lo es todo.
Todo apunta a que, tras el liftado saque económico de Rajoy, habrá un resto angulado del Comité en forma de debate sobre la reforma de la ley del aborto. Hasta ahora, los reveses a dos manos lanzados por el desafío soberanista de Cataluña, la excarcelación de Bolinaga, la derogación de la Doctrina Parot, el caso Bárcenas o la subida de impuestos han sido tratados por el Gobierno como distracciones frente a su saque. Pero, conforme éste ha mejorado, también lo han hecho los reveses, quizá por haber evitado el peloteo hasta entonces. El Comité Ejecutivo sería un buen momento para empezar a devolver los reveses, todos los reveses.
El sondeo electoral publicado por El Mundo el pasado día 2 daba otra razón al Gobierno para empezar a pelotear sobre la pista. El PP saca nueve puntos de ventaja al PSOE. Pero, en el fondo, el macrosondeo evidencia el riesgo que corre el Gobierno al concentrarse sólo en su saque. Y es que el PSOE está luchando contra sí mismo y no contra el PP. Así lo evidencia la encuesta del pasado día 4, según la cual un 85,3% de los votantes del PSOE (más, incluso, que los del PP) considera que el PSOE tiene problemas de liderazgo. En función de ello, el 79,3% de sus votantes cree que el PSOE debería elegir a su candidato a las elecciones generales del 2015 en los próximos meses. Es decir, la falta de renovación del PSOE explica su desplome electoral. Su intención de voto ha bajado 4,4 puntos desde las elecciones generales de 2011 y 19,5 puntos (un ¡44,4%!) desde las de 2008. Todo parece indicar que en cuanto el PSOE se renueve rebotará en las encuestas. ¿Alguien se explica si no cómo Susana Díaz está pudiendo hacer remontar al PSOE andaluz, cuando su saque está lastrado por un terrible 36,4% de paro?
El buen manejo de la economía, como el saque en el tenis, es una condición necesaria pero no suficiente para alcanzar la gloria. Ha llegado el momento de que el Gobierno de la Nación deje de pensar que puede ganar la partida con un único golpe inicial y comience a subir a la red tras largos intercambios de golpes sobre la pista.