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Percival Manglano

Izquierda, cinismo y Derechos Humanos

Los derechos humanos han sido secuestrados por la izquierda que apela permanentemente a ellos y basa su acción política en su (pretendida) defensa.

Una de las grandes batallas ideológicas que la derecha liberal no debería dejar de librar nunca es la referida a los Derechos Humanos. Éste es un concepto profundamente liberal. Partiendo de la base de que el liberalismo es la ideología política que nace en el Siglo XVII como reacción al absolutismo monárquico de la época, los derechos humanos se crean para actuar como una barrera, como una protección de toda persona frente a la arbitrariedad e injerencia del Poder. Estos son los "derechos inalienables" a los que se refiere el preámbulo de la Declaración de Independencia de Estados Unidos de 1776 cuando afirma:

"(...)que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad."

Sin embargo, en la actualidad, los derechos humanos han sido prácticamente secuestrados por la izquierda, que apela permanentemente a ellos y basa su acción política en su (pretendida) defensa. Y lo hace con un cinismo descomunal que, creo yo, la derecha liberal debe denunciar.

Para ilustrar este cinismo, usaré como ejemplo el Plan de Derechos Humanos del Ayuntamiento de Madrid que la alcaldesa Carmena presentó en su día como un Plan para "garantizar que la Declaración Universal de Derechos Humanos se cumpla de forma efectiva en todos los ámbitos de la administración municipal."

Puestos a hablar de cumplimiento, lo primero que debería conseguir dicho Plan es que los concejales de Gobierno del Ayuntamiento respeten la Declaración o, por lo menos, no jaleen a quienes la vulneran.

Y el primero que debería respetar dicha Declaración es el encargado de su redacción, el tercer teniente de alcalde, afiliado al PCE desde hace más de treinta años y recién elegido co-portavoz de Izquierda Unida en la Comunidad de Madrid, Mauricio Valiente.

Para Valiente, como para el resto de sus compañeros del Ayuntamiento de Madrid -empezando por la propia alcaldesa-, los Derechos Humanos son un arma de combate político y no un derecho inalienable de toda persona, viva donde viva y sea cual sea la ideología del régimen bajo el que vive.

El artículo 1 de la Declaración lo deja bien claro: "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos". Una idea similar desarrolla el artículo 2 al establecer que "toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración". Toda persona es toda persona, viva donde viva.

Valiente, sin embargo, ha votado en contra de la libertad de los presos políticos en Venezuela y se levantó del Pleno municipal para no tener que condenar la invasión soviética de Hungría. Se ve que los derechos humanos le importan bien poco si quienes los violan son sus correligionarios ideológicos. Así lo ha dejado acreditado en multitud de mensajes en Twitter entre los que destacaría uno: "Hoy más que nunca con Venezuela y su revolución. Capriles fascista los imperialistas y sus matones no pasarán".

Pero hay un ejemplo más actual: su apoyo, el de la alcaldesa y el de tantos otros concejales, al violento Andrés Bódalo. De hecho, la acampada de los exaltadores de Bódalo en Madrid se ha convertido en una especie de photo-call al que acuden los concejales de Ahora Madrid a rendir pleitesía.

Sin embargo, el art 3 de la Declaración dice: "Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona." ¿Acaso el edil socialista al que agredió Bódalo no tenía derecho a la seguridad de su persona? ¿No lo tenía la mujer embarazada a la que Bódalo sacó por una ventana? Más aún, el artículo 7 dice: "Todos son iguales ante la Ley." Todos debería ser todos, incluido el Sr. Bódalo. ¿Qué es esto de que la izquierda justifique la violencia de Bódalo por razones ideológicas? ¿Qué es esto de que la Ley se deba aplicar selectivamente en función de la ideología de los delincuentes? Todo ello se aplicaría igualmente al reiterado apoyo de varios concejales de Ahora Madrid al violento Alfonso Fernández.

Pero hay más. El artículo 12 dice: "Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia". Esto habría que recordárselo al segundo teniente de alcalde, Ignacio Murgui, que organizó el escrache contra el domicilio de Soraya Sáenz de Santamaría.

Y más. Artículo 17: "Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad". Es decir, la propiedad privada es un derecho humano. Derecho humano que ignoran los concejales de Ahora Madrid cuando salen en tromba para defender a unos okupas como los de La Morada, por no hablar de que muchos de ellos fueron okupas.

Artículo 18: "Toda persona tiene derecho a manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia". Toda persona incluye también a los alumnos de la Universidad Complutense. Cuando Rita Maestre asaltó la capilla en 2011, violó el derecho humano de los ahí congregados de poder manifestar libremente su religión a través del culto. Pese a ello, tras condenar la Justicia a Maestre por el asalto, sus compañeros, empezando por la alcaldesa, la arroparon y aceptaron que no dimitiese.

Más. Artículo 21: "La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual". La Declaración, pues, pone en valor las elecciones periódicas que los del 15-M y Ahora Madrid denuestan y pretenden deslegitimar sustituyéndolas por unas votaciones en las que sistemáticamente participa menos del 1% del censo electoral. Toda elección en la que sólo participe un 1% del censo electoral no es una elección auténtica y pretender que con ella se expresa la voluntad del pueblo es, directamente, vulnerar los Derechos Humanos.

Por último, en Cuba -tan admirada por Valiente y los suyos- se condena a prisión a presos políticos usando como prueba el hecho de que dichas personas han distribuido la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Así es. En Cuba se considera subversiva esta Declaración. Y Valiente, cuyo partido defiende sistemáticamente al régimen cubano, viene ahora a intentar convencer a los madrileños de su compromiso con dicha Declaración.

En resumen, el mejor Plan de Derechos Humanos que pudiese poner en marcha el gobierno de Manuela Carmena sería el de predicar con su ejemplo. Basta ya de justificar la vulneración de Derechos Humanos por razones ideológicas. Basta ya de exaltar a violentos. Basta ya de tanto cinismo.

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