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Percival Manglano

La República Internacional Socialista Andaluza

Gordillo tiene la virtud de hacer una caricatura de sus contradicciones.

Gordillo tiene la virtud de hacer una caricatura de sus contradicciones.

Sánchez Gordillo acaba de ser reelegido portavoz de su partido, el CUT-BAI. Así lo han decidido 120 delegados reunidos durante el IV Congreso del partido, celebrado en Sevilla el domingo pasado. Ahora bien, el acontecimiento planetario surgido de dicho congreso ha sido la revelación de que Andalucía no es España: Andalucía "existió antes de que se configurará el Estado español y seguirá existiendo tras su caída".

Así lo afirma la revolucionaria ponencia "Andalucía, soberanía para la libertad", aprobada por la vanguardia del proletariado andaluz. Gordillo y sus compañer@s se erigen en liberadores de su pueblo, el cual necesita construir

un futuro propio (…) por fuera de la esclavización española (…) para que sean sólo y únicamente los andaluces y andaluzas los que en cada momento decidan su futuro.

Unos párrafos más adelante, la ponencia afirma: "Nuestro nacionalismo (…) es inequívocamente internacionalista". Sánchez Gordillo, pues, aspira a proclamar una República Andaluza y, al mismo tiempo, a construir una sociedad universal "sin estados, ni fronteras".

Argumentar una cosa y su contrario es una violación de la lógica aristotélica desde hace más de veintitrés siglos. Gordillo tiene la virtud de hacer una caricatura de sus contradicciones. Pero la misma contradicción subyace en gran parte de la izquierda española. Ésta proclama su adhesión a grandes valores universales, como los derechos humanos, la solidaridad y la paz. Pero, simultáneamente, abraza localismos excluyentes basados en supuestas diferencias irreconciliables entre andaluces, vascos, catalanes y castellanos. Es como si la humanidad debiera librarse de todas sus fronteras… ¡para concentrarlas en separar a los españoles!

Dicho esto, una República Internacional Socialista Andaluza produciría de todo menos risa. La soberanía del pueblo andaluz a la que apela Gordillo para su creación se convertiría inmediatamente en la coartada para asegurar su autoridad suprema y la de su partido. Sirva como ejemplo práctico de la soberanía obrera la iniciativa reeducadora que las autoridades chinas están poniendo en marcha en estas fechas.

El régimen chino, frente a las crecientes críticas por la corrupción de sus élites y las peticiones para otorgar derechos constitucionales a sus ciudadanos, ha optado por aclarar ciertos conceptos a sus periodistas. El organismo chino regulador de los medios de comunicación ha afirmado que va a "aumentar la calidad de los periodistas de China" y a "animarles a establecer el socialismo como su sistema básico de valores".

Para ello, unos 250.000 periodistas chinos deberán superar un examen ideológico indispensable para mantener sus carnés de prensa. El examen estará basado en un manual de 700 páginas que incluye perlas como "Está terminantemente prohibido publicar informes que incluyan comentarios que vayan en contra de la línea del partido" o "La relación entre el partido y los medios de comunicación es la relación entre un dirigente y un dirigido".

En un polémico viaje a Venezuela en 2012, Sánchez Gordillo dio varias entrevistas a medios estatales venezolanos para defender sus ideas revolucionarias. ¿Viajará a China en fechas próximas para entrevistarse con periodistas chinos y hablarles sobre el "futuro propio" que deben construir los tibetanos?

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